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Cartas de Mozambique

Cartas pidiendo ayuda del maestre y del piloto de la nao Trinidad, Juan Bautista de Punzorol y León Pancado, presos de los portugueses en Mozambique, dirigidas al rey Carlos I y a un Muy Reveredissimo Señor.
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Periplo que nuestros marinos describen en sus cartas, realizados tras la separación en Tidore de la nao Victoria y la posterior reparación de la nao Trinidad. En abril de 1522 zarparon hacia Panamá, pero no tuvieron más remedio que regresar a Tidore, en una travesía que duró siete meses. Allí fueron apresados por los portugueses, que habían llegado en mayo. Después les trasladaron sucesivamente a Banda, Malaca y Cochín, desde donde terminaron huyendo como polizones en una nao portuguesa que zarpaba hacia Lisboa. Fueron descubiertos, y se les dejó presos en la factoría de Mozambique, en 1525. Se les intentó devolver a India, pero la nao en que viajaban tuvo que regresar por el mal tiempo. En octubre de ese año escribían estas cartas pidiendo ayuda.

La sucesión de hechos que llevó a nuestros dos marinos hasta Mozambique es por sí sola digna de una novela de aventuras. Muy resumidamente, ambos fueron supervivientes al intento de regreso por el Pacífico con la nao Trinidad, por lo que, al volver a Tidore, en las islas Molucas, fueron apresados por el capitán portugués Antonio de Brito. Desde allí fueron trasladados sucesivamente a Banda, Malaca y, por último, a Cochín (India). Desde aquí terminaron huyendo como polizones, ambos en una misma nao que zarpaba hacia Portugal, aunque cada uno por separado, sin saber uno del otro.

Después de que se les descubriera, fueron dejados presos cuando aquella nao hizo escala en la factoría portuguesa de la isla de Mozambique. Se les embarcó de nuevo hacia la India para que rindieran allí cuentas ante su gobernador, pero esta última nao tuvo que regresar a Mozambique por el mal tiempo. Entonces escribieron estas cartas pidiendo ayuda desde allí.

Quiénes eran los autores

Ambos eran marinos genoveses al servicio de Carlos I. El más destacado de ellos era Juan Bautista de Punzorol. Se trataba del oficial más experimentado de cuantos quedaron en la nao Trinidad, y ejerció como maestre en esta nao desde que la expedición zarpó de España, es decir, al mismo nivel que Elcano, quien había iniciado la expedición con este puesto en la nao Concepción. El maestre era la máxima autoridad en lo relativo al gobierno de la nave.

Sus cualidades fueron destacadas por el capitán portugués Antonio de Brito, quien le consideró el mejor de los que encontró a bordo de la Trinidad cuando esta arribó a las Molucas tras haber intentado cruzar de vuelta el Pacífico. No tenemos certeza de cuál era su edad, pero sin duda era relativamente mayor, quizás en el entorno de los 50 años, dado que un hijo suyo se enroló en la expedición como marinero. Esto implicaba entonces contar con bastantes años de experiencia en el mar. Su hijo, por cierto, no eligió quedarse con su padre en la nao Trinidad, sino que viajó con Elcano en la nao Victoria para dar la vuelta al mundo, aunque falleció en el Atlántico, frente a las costas de Guinea.

Por su parte, León Pancado había embarcado como marinero en la Trinidad, pero terminó ejerciendo de piloto durante toda la travesía en solitario por el Pacífico, tras la muerte de Juan López Carvallo en las Molucas. Tenemos una breve reseña sobre él y su vida posterior en Vidas Épicas.

Desconocemos quién de los dos escribió una de las principales fuentes sobre el viaje, el conocido como Roteiro de un Piloto Genovés. Sería posible incluso que lo hicieran juntos.

León Pancado consiguió huir de Mozambique al colarse nuevamente como polizón en otra nao portuguesa que se dirigía a Lisboa, y pudo contar que, antes de ello, su compañero Juan Bautista ya había fallecido. Tras las gestiones de Carlos I, fue liberado de la cárcel lisboeta de El Limoeiro a principios de 1527, junto al capitán Gonzalo Gómez de Espinosa.

Diez años más tarde, Macías del Poyo, uno de los pocos supervivientes de la expedición de Loaysa que regresaron a España, declaró que oyó decir a los dichos portugueses que, a un genovés que iba en la dicha nao [Trinidad], porque era piloto, lo habían muerto con ponzoña. Es probable que se estuviera refieriendo a nuestro desdichado Juan Bautista de Punzorol.

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Ubicación de la llamada Isla de Mozambique, factoría portuguesa en la que quedaron presos el maestre Juan Bautista de Punzorol y el piloto León Pancado.

Juan Bautista de Punzorol y León Pancado escribieron desde Mozambique sendas cartas, muy similares en su contenido, en las que daban noticia de su situación, contaban cómo habían llegado hasta allí, y pedían auxilio. Una de ellas iba dirigida a Carlos I, mientras que la otra no queda especificado, salvo por su encabezado, en que se lee “Muy Reverendissimo Señor”, y a quien se le refiere como “Su Señoría”. La única noticia que tenemos de ellas la encontramos en el Archivo Nacional Torre do Tombo (Lisboa).

Este archivo publicó la transcripción de ambas cartas en As Gavetas da Torre do Tombo. Las digitalizaciones de estas cartas no han sido hechas públicas a día de hoy por el ANTT, aunque sí cuentan con fichas descriptivas.

Recientemente, decidimos solicitar al ANTT la digitalización de los originales para su estudio y publicación aquí. Es un servicio que conlleva un coste, pero las cartas resultan de un interés tan alto que bien merecían asumirlo. Así que, por primera vez podemos ver estas dos cartas sin desplazarnos físicamente a Lisboa:

Las cartas pidiendo auxilio desde Mozambique

Carta dirigida al rey Carlos I:
Carta dirigida a un Muy Reverendissimo Señor:
Carta_Mozambique_Rey.png
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Las cartas no parecen ser las originales manuscritas por mano de nuestros marinos. Razonamos esto porque, en primer lugar, su estilo de caligrafía es el propio acostumbrado por los portugueses de la época, con rasgos característicos que los hacen fácilmente diferenciables de la caligrafía utilizada en otros reinos. Por otra parte, están sin firmar, lo que resultaría extraño en caso de tratarse de los originales de puño y letra de sus propios autores. Por último, el texto al pie del último folio de la carta dirigida a un Muy Reverendissimo Señor viene escrito entre dos rúbricas iguales, signo habitualmente característico del escribano copiador del documento.

Rubricas_Mozambique.png
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En el pie de la carta dirigida a un Muy Reverendissimo Señor encontramos sendas rúbricas iguales a izquierda y derecha. En la otra imagen recortada vemos que, además, al final del cuerpo del texto se insertó una marca. Ambas son costumbres propias de un escribano notarial de la época.

Cabe comentar que no consta ningún otro documento archivado que pueda ser original por mano de ninguno de los dos genoveses, lo cual nos permitiría comparar sus caligrafías, para despejar definitivamente cualquier duda acerca de si las cartas conservadas en el ANTT son originales o copias.

Al hilo de esto, es importante observar que la caligrafía de ambas cartas es la misma, es decir, que ambas fueron copiadas por el mismo escribano, que sin duda debía ser portugués. Además de ello, también por la letra nos atrevemos a asegurar que estas copias son coetáneas de las originales, o fueron copiadas no mucho tiempo después, algo que resulta ser un detalle interesante, sobre el que trataremos.

Para terminar con este análisis preliminar, ambas cartas fueron escritas en un buen castellano, aunque hay algunas palabras que encontramos escritas de forma poco común, como çezara por cesárea, o muncho por mucho, sin que nos atrevamos a aventurar la causa. Pese a ello, la persona que copió las cartas, siendo portuguesa, evidencia haber hecho el trabajo con cuidado y detalle, ya que no incurre en portuguesismos, mantiene los términos con aparente fidelidad y utiliza una letra extraordinariamente clara, siendo muy probable que supiera castellano.

Las asombrosas semejanzas con la carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I escrita en Cochín.

Las dos cartas escritas en Mozambique por Juan Bautista de Punzorol y León Pancado son muy similares en su contenido. Lo que resulta verdaderamente llamativo es que contienen grandes semejanzas con la carta que Gonzalo Gómez de Espinosa dirigió también a Carlos I desde Cochín (ver original). Así, podemos comprobar cómo en las tres cartas se repiten frases completas en términos asombrosamente parecidos. Sin ser exhaustivos, a modo de ejemplo:

 

  • Hezimos nuesso camino para yr a demandar la tyerra firme, adonde señor Andres Niño hizo las caravelas, que es en la Mar del Sur, donde Señor, sabra Su Çezara Majestad que desta dicha tierra firme a las yslas de Maluco non hay mas de dos mill leguas a lo mas lexos camino.

Carta de Punzorol y Pancado a Carlos I.

  • Hezimos nuesso camino para yr a demandar la tierra firme adonde hizo Andres Niño las caravelas, que es en la tierra firme de la parte del Sur, donde Señor, sabra Su Señoria que de la dicha tierra firme a Maluco non hai a lo mas lexos camino sino dos mill leguas.

Carta de Punzorol y Pancado a un Muy Reveredissimo Señor.

  • Hizimos nuestro camino para yr a demandar la tierra firme donde hizo Andrés Niño las caravelas, que es en la Mar del Sull, donde Señor, hallava que de Maluco a la primera tiera no avia sino mill y ochosientas leguas.

Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I.

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  • Descobrimos catorze yslas, las quales heran muy bien pobladas de jente desnuda, la qual jente es de la color de los de las indias.

Carta de Punzorol y Pancado a Carlos I.

  • Las otras yslas señor, son muncho llenas de infinitissima jente desnuda de la color de los de las indias.

Carta de Punzorol y Pancado a un Muy Reveredissimo Señor.

  • Descobrí quatorze islas, las quales heran llenas de infinitisima jente desnuda, la cual jente hera de la color de la jente de las Indias.

Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I.

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  • Hazemos saber a su çezara majestad como tiene aca tres verjeles, los mejores que ay oy en el mundo.

Carta de Punzorol y Pancado a Carlos I.

  • Sepa su señoria quel emperador nuesso señor tiene aca en estas partes tres verjeles, los mejores que ay hoi en el mundo.

Carta de Punzorol y Pancado a un Muy Reveredissimo Señor.

  • Señor, no tenga Vtra. Sagra Majestad en poco las islas de Maluco, y las de Banda y Timor, porque, Señor, son tres verjeles, los mejores que ai en el mundo.

Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I.

Posible relación entre las cartas de Punzorol y Pancado, y la de Espinosa.

Las similitudes encontradas hacen pensar que Punzorol y Pancado tuvieron acceso a la carta de Espinosa escrita en Cochín (India), y que incluso la copiaron y/o tuvieron ante sí en el momento de escribir las suyas, dada la sorprendente coincidencia de términos utlizados, lo que resulta sumamente atractivo.

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La carta de Gonzalo Gómez de Espinosa fue fechada el 22 de enero de 1525, mientras que las de los genoveses en Mozambique lo fueron el 20 y el 25 de octubre del mismo año. Como sabemos, la carta de Espinosa fue traída a España por un capitán portugués llamado Taymón, criado de doña Leonor de Austria, hermana mayor del rey Carlos I y reina viuda consorte de Portugal. Es el propio Espinosa quien nos contaba esto en su carta. A ello se añade que, además, quedó después registrado un pago que la Casa de Contratación de Sevilla hizo a un Taymón, por un importe de 15.000 maravedís. Este pago se dedujo del sueldo debido, no a Gonzalo Gómez de Espinosa, como sería aparentemente lógico, sino a Juan Bautista de Punzorol. ¿Por qué a Juan Bautista y no a Espinosa? ¿Acaso Taymón prestó también algún servicio a Juan Bautista? Y he aquí las preguntas clave a las que llegamos por todo esto, ¿trajo también Taymón a España los originales de las cartas de Punzorol y Pancado? ¿Dónde están aquellos originales? ¿Por qué se copiaron, por qué se conservan en Lisboa, y por qué en cambio la carta de Espinosa sí llegó a su destino y se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla?

El viaje desde la India hacia Mozambique está marcado por el ciclo de los monzones, siendo favorable hacerlo durante el verano por el sentido de los vientos reinantes, mientras que, al contrario, en invierno resultaba imposible o muy difícil hacerlo. Por ello, Taymón tuvo que viajar desde la India durante el verano de 1525, y nuestros genoveses también. Sería mucha casualidad que lo hicieran juntos en una misma nao, pero cabe la posibilidad real de que incluso así fuera.

Hemos tratado de localizar qué navío o navíos viajaron desde India a Mozambique y, a continuación, a Lisboa, buscando en el ANTT, pero sin éxito. También hemos comprobado que el escribano al que Espinosa dictó su carta en Cochín —por entonces no sabía escribir, aunque sí la firmó con una rúbrica— no tenía la misma caligrafía que el de las copias de las cartas escritas en Mozambique. Incluso hemos buscado en otros documentos archivados de esos años con la esperanza de encontrar las rúbricas propias de escribano que ya mencionamos aparecen en la carta dirigida por los genoveses a un muy reverendissimo señor, sin encontrar ninguno que nos pudiera dar una nueva pista.

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Algo se nos está escapando en toda esta historia que nos deja con todas estas dudas. Lo único realmente claro es que estas tres cartas no solo son una joya por lo que cuentan, sino también por la propia historia que ellas mismas esconden.

Hipótesis sobre el destinatario desconocido

Por último, hay otro asunto que merece nuestra atención. Nuestros genoveses, además de al rey, ¿a quién se dirigieron para pedir ayuda? ¿Quién pudo ser aquel muy reverendissimo señor con capacidad para interceder por ellos en su situación? Puesto que la carta está escrita en castellano, queda descartado que fuera algún italiano de su confianza.

 

Hay dos candidatos castellanos que merecen que nos fijemos en ellos, por su implicación en esta expedición, y su peso en la corte: se trata de Cristóbal de Haro y de Juan Rodríguez de Fonseca.

El primero se trataba de un armador burgalés, acostumbrado al comercio de la especiería con Flandes, quien compartió gastos con la Corona en el flete de la expedición. Está registrado que viajó hasta Sanlúcar de Barrameda durante el tiempo en que la expedición permaneció allí, y se ocupó de muchos detalles relativos a su organización. Resulta por ello altamente improbable que nuestros genoveses no conocieran a Cristóbal de Haro, por lo que, al igual que posteriormente haría el capitán de la expedición de Loaysa, Hernando de la Torre, quien se dirigió a él desde el Maluco para pedirle ayuda, era alguien de fiar para los expedicionarios y para el rey. La carta de Hernando de la Torre a Cristóbal de Haro la tenemos por cierto también en el ANTT, y se trata de su original firmada (ver). Conmueve comprobar la confianza del capitán hacia el factor burgalés, asy se lo pedimos todos como a padre y señor, le decía.

Sin embargo, resulta extraño que, para dirigirse a Cristóbal de Haro, Punzorol y Pancado lo hicieran mediante la fórmula reverendissimo señor, que parece más apropiada para referirse a alguien del estamento eclesiástico. Ello nos lleva a pensar en Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos a quien los Reyes Católicos encomendaron la creación de la Casa de Contratación de Indias de Sevilla, y que sería nombrado presidente del Consejo de Indias. Digamos que Fonseca era el máximo responsable de la Casa de Contratación, y alguien de la confianza del rey, por lo que resultaría atinado que Juan Bautista y León Pancado pensaran en él para que les ayudara a salir de aquel trance.

No podríamos descartar que el enigmático destinatario de esta carta fuera otra persona, pero por las razones expuestas consideramos muy razonable pensar que se tratara del poderoso Juan Rodríguez de Fonseca.

Noviembre de 2020. Doy las gracias a Braulio Vázquez y a Reyes Rojas, del Archivo General de Indias, con quienes he compartido estos manuscritos, por los expertos comentarios que me hicieron sobre ellos y que enriquecen este texto.

P.D. Al cabo de pocos días tras enviarme las digitalizaciones, el ANTT las hizo públicas en Digitarq.

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