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Dos naos a por la vuelta al mundo

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El Archivo General de Simancas conserva una carta dirigida al rey Carlos I, y escrita desde la villa de Tomar (Portugal). En ella se le daba traslado a su vez de dos cartas llegadas desde la India, que habían sido fechadas en diciembre de 1522.

Una de estas cartas informaba de las noticias recibidas por los portugueses en Cochín (India) acerca de la expedición de Magallanes, gracias a las informaciones aportadas por dos grumetes castellanos que habían viajado en ella. Estos contaban que el plan de regreso a España frustrado por la avería de la nao Trinidad consistía en navegar con esta y con la nao Victoria conjuntamente, haciendo escala en las islas Maldivas.

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Figura 1. Archivo General de Simancas (AGS), EST, LEG, 367, f. 94r.

I. Introducción

 

En diciembre de 1521, la expedición que había partido bajo el mando de Fernando de Magallanes al descubrimiento de la Especiería había sufrido un gran número de bajas y la pérdida de tres de sus cinco naos, restando tan solo la Trinidad y la Victoria. Muerto el capitán general hacía más de siete meses, y con Gonzalo Gómez de Espinosa ocupando su puesto, habían localizado al fin las islas destino de su viaje y se disponían a emprender el regreso. Aunque después se decidió adoptar un camino de vuelta diferente con cada nao por separado, la idea inicial consistía en afrontar juntas el viaje.

En relación con ello, encontramos una fuente muy poco conocida que creemos interesante poner de relieve. Se trata de un legajo originalmente transcrito y publicado, creemos que por primera vez, en el año 1888. Se ocupó de ello el historiador chileno José Toribio Medina (1).

Tras recibir la digitalización del original desde el Archivo General de Simancas (2), creemos conveniente revisar esta transcripción y, sobre todo, analizar las informaciones aportadas en él, facilitando su incorporación a la historiografía moderna.

A nuestro juicio, resulta de particular interés la mención que en él vamos a encontrar acerca de este momento tan determinante: la decisión acerca del camino pretendido por las naos Trinidad y Victoria en aquel intento de regreso conjunto desde el Maluco, que finalmente quedó frustrado por la avería que sufrió la primera de ellas en el momento de zarpar. La información que encontraremos aquí sobre este particular, escasamente documentado en las fuentes sobre el viaje, respalda la hipótesis de que la intención era navegar con ambas naos a través de la demarcación portuguesa, aunque no por el camino que después adoptó el capitán Juan Sebastián de Elcano una vez quedó en solitario al mando de la nao Victoria.

Según veremos, los portugueses recibieron noticia de ello a través de «dos grumetes que huyeron por miedo» de la nao Victoria, a quienes se afirma en este documento que trasladaron a Malaca y, posteriormente, también a Cochín (India). Se trataba sin duda de Martín de Ayamonte y Bartolomé de Saldaña, por lo que este resulta complementario al ya bien conocido testimonio que les tomaron en Malaca, cuyo traslado se conserva en el Archivo Torre do Tombo (3).

También será necesario tratar acerca de la atribución de la autoría de esta carta, dado que no está firmada ni se refiere en ella expresamente a su autor, así como del año en que fue escrita. No obstante, comprobaremos que, conforme ya sostuvo José Toribio Medina, muy probablemente el informante del rey se trataba de don Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco, quien se encontraba en Portugal en agosto de 1523.

(1) TORIBIO MEDINA, José. Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile, desde el viaje de Magallanes hasta la batalla de Maipo, 1518-1818, Tomo II, Santiago de Chile: Imprenta Ercilla, 1888, 391-395.

(2) Agradezco a Carlos Infantes Buil, Jefe de Referencias del Archivo General de Simancas, la eficiente y amable atención dispensada.

 

(3) Auto das perguntas que se fizeram a dois espanhóis que chegaram à fortaleza de Malaca vindos de Timor na companhia de Álvaro Juzarte, capitão de um junco, Malaca (Malasia), 1 de junio de 1522, Arquivo da Torre do Tombo, Lisboa, (Torre do Tombo) Corpo Cronológico, parte II, mç. 101, n.º 87. Traducido en MAZÓN SERRANO, Tomás, Elcano, viaje a la historia, Madrid: Ediciones Encuentro, 2020, y también en esta propia web.

II. Transcripción propia

[Folio 94r] Traslados de [añadido arriba: dos] cartas de las Yndias que vynieron en estas dos naos.

Después de aver escrito a V. S. llegó Yñigo López a los XVIII de Malaca (4), el qual truxo por nuevas que los castellanos estavan en Maluco, que p[ar]tieron tres (5) naos de Castilla y en ellas Fernando Magallaes por prin[çi]pal, y fueron a ver vista del cabo de Sant Agustín, y de allí corrieron obra de dozientas o trezientas leguas al luengo de la costa del Brasil, y fueron a dar en un río que atravessava toda la tierra [tachado] del Brasil y era de agua dulçe. Anduvieron por él seys o siete días, hasta que se vieron de la otra parte del Sul, y por allí començaron de yr a buscar a Maluco.

 

Anduvieron çinco messes por un golfo sin nunca ver tierra ni hallar yslas, y sienpre con vientos en popa. En este paraje fuyó una nao al Magallanes, y se tornó. Non se sabe p[ar]te della. Y en este t[iem]po vino una grande confusión entre los castellanos, de dezir quel Magallanes los l[l]evava a entregar a los portugueses, y determinaron de se levantar con las naos. Súpolo Magallaes y hízose doliente, y enbyó a llamar uno a uno de los culpados, y dávanle[s] con un mallo (6) rodeyro en la cabeça. Mató los de quien se temía y dio las capitanías y cargos a otros a quien él quyso.

 

Yendo por su derrota adelante, con poco mantenimiento y agua, vino vysta de una ysla, la qual era Burneo (7). Quisieron salir en ella contra voluntad de los del tierra. Vino entre unos y otros gran pelea, en la qual murió el Magallanes y otros muchos honbres de trayçión q[ue] q[ue]dó el armada muy desaparejada de gente, y estuvieron en condiçión de se entregar a la gente de la tierra.

 

Levantóse un piloto portugués que yva con Magallaes y tomó el leme (8) en la mano, y partió camino de Maluco, al qual llegó, y halló un hombre de don Tristán de Meneses, que Dios aya (9). Viniéronle a la mano y supieron todo lo que quisieron del, y fizieron sus contratos bien largamente y a voluntad de los de la tierra. Les bendieron de sus bonetes bermejos y paños que l[l]evavan, por los quales les fizieron carga destas dos naos, las quales partieron de Maluco cargadas de clavo y mal aparejadas de aparejos y costados. Dexaron en tierra dos o tres honbres con barcos y talanq[ue]ras, y unos tiros fechos por señal.

 

Estas naos traýan hecho fundamento de se venir por las islas de Maldiva (10), porque por el camino que fueron teníanle por peligroso. Po[r] el t[iem]po los hizo arribar a Burneo, de donde se partió una nao, la mejor adereçada, pa[ra] essos reynos, la qual Dios allá no lleve. La otra, con sesenta p[er]sonas, se tornava pa[ra] Maluco por no estar pa[ra] acometer el camino y fazer mucha agua, y fazía fundamento de hazer estançi[o]nes en Maluco con su artillería y esperar allí respuesta de la nao que partió pa[ra] Castilla (11), la qual plazerá a nuestro Señor que no yrá allí si él lo toviere por su serviçio.

 

Todas estas nuevas supieron por dos grumetes (12) de las mismas naos que se q[ue]daron en Burneo por aver miedo de yr las naos tan mal adereçadas (13), y de allí los l[l]evó don Juan a Timor, adonde estava Pedro Mereno [raya] cargando de sándalo, y de allí se partió con estos dos grumetes y los truxo a Malaca (14), a donde halló a Yñigo López, que estava pa[ra] partir, y se metió con él y llegaron a Cochín a salvamento con los castellanos grumetes, de quien se supo todo esto (15). [Rúbrica de escribano]

Escrivió Antonyo de Brito [añadido arriba: (desde Malaca sentiende)] el que yva a Maluco (16), que supiera ally estas nuevas por entero, mas que no sabía [emborronado] se hiziese [tachado: porque no tenía] porque no tenía en toda su armada más de çinco honbres armados. Esto cabsó el desorden que hizo su hermano en ordenar sin causa y sin razón de yr a morir, y consigo çiento y tantos hombres fidalgos y honrrados, [folio 94v] y desaparejar una flota ordenada pa[ra] tamaño serviçio del rey nuestro señor. Plega a Dios que ponga en esto aq[ue]l remedio que más fuere neçessario.

Truxo tanbién Yñigo López por nuevas cómo Antonyo de Brito y Diego Pessoa eran llegados a salvamiento a Bengala (17), y así Rafael Perestrolo Antia, los quales tenían grandes diferençias y bonbardadas de los unos a los otros, y que estavan mal abenydos, y que de allí se parti[er]on Antonyo de Brito y Diego Pessoa pa[ra] Pegú, al estar el galeón de los rumos, el qual fue a dar con ellos dentro del río de Pegú detrás de una punta donde le estavan esperando. Hiziéro[n]se a la vela tras él. Anduvieron tres dyas a las bonbardadas sin nunca él se querer rendir. Mataron los moros sus mujeres y hijos, y determinaron de se non rendir. Anduvieron tanto con ellos y buscaron tantas maneras que los echaron a[l] fondo, y murieron todos sin quedar nadie, ny se tomó nada del. En este galeón dizen algunos y no lo an por verdad que yva Cristóval Jusarte y, si así es, p[er]dónele Dios, mas a mí pareçy[ó]me que no. Por los modos de las variedades que aquí se cuentan, sus veniagas (18) dizen que fueron a su voluntad. Si los Dios truxere an de venir ricos, sy no los echan a perder algunos desmanchos (19).

Martín Alonso de Melo es pasado a la China, del qual no tenemos ningunas nuevas, ny acá ay otras que escrevyr, sino que N P Señor. De Cochin, a 23 de dizie[m]bre IUDXXII años. [Signo de escribano]

Vy otra carta [tachado: muy larga] muy larga escrita en Cananor a XII de dizienbre del dicho año, en que dize muy grandes males de don Duarte de Meneses, que es allí gobernador, y de quánta quiebra ay en las cosas que tocan al serviçio del rey después que allá están. Y dize entre otras cosas, mostrando los lugares y las personas, algunos navíos que allá se an hecho de particulares, que cuenta [tachado] casy [tachado] XX de a CL toneles [tachado: y otros de] menos. Dize que es mucho daño de la hazienda del rey, y no[m]bra los lugares desta manera.

En Chaúl tiene hecha Simón de Andrada una nao de CL toneles, y otro navío pequeño.

En Guoa hizo don Duarte una nao de CXXX toneles.

E Fernando Pesqueyra otra de CL.

E Antonyo Raposo otra de otro tanto.

E reçibida de Guoa otra de CLX.

Y Tomé Ruyz otra de sesenta.

Y Antonyo Gil otra de çinquenta.

Y Manuel de Sanpayo hizo una de LXXX.

Y en Caliqut hizo una don Juan de Lima de CXXX.

Y es reçebida otra, por lo qual no se acabaron dos galeones que el rey mandava hazer allí, ni podrían navegar en este año.

En Cochín hizo el capitán una, y el capitán del castillo de Riba otra, y Diego Gago otra, y Duarte Texeira otra, y Garçía Farchén otra, e Nuño Mascateñas otra, [folio 95r] sin la del capitán mayor, la qual luego p[ar]tió camino de Choromandel y de allí pa[ra] Malaca. A estas sobran los marineros, y [tachado] las naos del rey y sus galeones dexan de navegar por mengua dellos. Otro cuydado se podía tener desto.

De Malaca no se sabe más de muchos desórdenes que haze Jorge de Alburquerque. La guerra del rey de Calicut y del rey de Cochín dura sin enterder en ella los cristianos.

Al hazer desta carta, p[ar]te don Luys pa[ra] el estrecho y lleva los quatro galeones, y dos gale[r]as y tres o quatro navíos pequeños bien adereçados.

Y don Duarte, su [h]ermano, con el armada que puede, se va a Ormuz a enmendar lo que hizo don Luys el año passado, y están tan turbados por la prisión de [tachado] Ruyz Xarafo que no saben el día que an de partir. Sebastián de Vargas, que es la segunda persona en estos hechos, no sabemos el castigo que Dios y el rey le darán.

Goa está la más p[er]dyda costa del mundo, y esto causó la tomada del[a] tierra firme. Lo de Leguaom es del todo desbaratado, y an venydo a pedir socorro a los capitanes, y no se lo quieren dar. Estas tierras están todas tomadas de gente del rey de Marsinga.

De las cosas de Ormuz otros las abrán escrito. Quedó allí Juan Ruyz de la Cámara, y vyniendo don García Coutiño en la nao San Jorge sé que vino don Duarte y, tenyendo su aguada hecha en Mascate, estando pa[ra] p[ar]tir, otro día vino un torvellino y dio co[n] la nao a través en la costa, donde se perdió don García y Fernán Machado, y otros muchos honbres. Salváronse otras dos naos porque estavan puestas en mejor p[ar]te, y dellos supimos esto, y cómo Ruyz Xarafo quedava en la fortaleza preso, que se vyno allí a acogerse por las diferençias con otros moros que están en Queixome. Hecha ut supra. [signo de escribano]

La carga que traen este año [añadido arriba: todas çinco naos] es de pimienta, VIIUD quyntales, de clavos IUCC, de canela CC, de gengibre IIUCC, nuezes moscadas DCCL, maçias y drogas que llaman otras cosas de medicina, LX quyntales. Esto así concuerda con el avyso que yo tengo de mercaderes, ser tan poca la pimienta que no es el terçio de lo que suele venir. Dizen que es la causa dos cosas: los que quieren bien dizen que el rey, de yndustria, mandó [tachado: venir] traer poca pimienta ogaño (20) porque tenía él acá sin esta algo más de XXXU qu[in]tales, y que si vyniera mucha, que por fuerça viniera q[ui]ebra en el preçio. Son otros que dizen que no, sino que allá no se pudo aver más carga por las contrataçiones que están p[er]didas, y por el desorden de los ofiçiales, p[er]o mercaderes que no son portugueses dizen que fue sabiduría traer poca ogaño.

El rey carga agora [añadido arriba: en Lisboa] seys mil quintales de pimienta pa[ra] l[l]evar a Flandes, y así an venydo alemanes a contratar con él en toda aquella suma, y no se an conçertado porque se temen que, si diesen el dinero que se suele dar ante mano, que no partiría tan presto la carga, que dizen ya otra vez tardaron seys meses en salir de Lisboa. [folio 95v] Tornado an a llamallos. No se sabe en qué parará, porq[ue]l partid[o] es muy bueno, que se lo llevan en naos del rey, y asegurado por él hasta que se lo entreguen en Flandes. Deste dinero se a de adereçar el armada que a de l[l]evar el conde almyrante. En Tomar, a XXIX de agosto. [Signo de escribano]

[Sello lacrado y siguiente texto:]

A su mag.

Domyngo XXIX de agosto

[Girado] S. Ces. & Cathólica Magestad

(4) Como se comprobará más adelante, esta carta fue escrita en Cochín (India), de modo que adonde se está refiriendo que llegó Íñigo López es allí. La identidad del autor de esta primera carta no quedó registrada.

(5) La carta contiene otros errores claros como este, resultando un relato en general bastante confuso.

(6) Antigua herramienta compuesta por dos palos unidos en un extremo articulado, que servía para desgranar a golpes la mies. No identificamos mallos entre los pertrechos a bordo, ni se antoja fácil que una persona sobreviviera a un buen golpe en la cabeza con un mallo, por lo que parece tratarse de una exageración.

(7) Refiere a Borneo cuando, en realidad, se trataba de las Filipinas. Es posible que este error fuera cometido porque en este entorno geográfico los portugueses empezaban a explorar la isla de Borneo, pero todavía no las Filipinas.

(8) Expresión equivalente a tomar el timón. Se refiere sin duda a Juan López Carvallo, piloto portugués que sucedió a Magallanes en el mando tras las bajas acaecidas en el convite de Cebú, que resultó ser una emboscada.

(9) Se refiere a Pedro de Lorosa (referido así por Pigafetta), Lorossa (según Antonio de Brito) o de La Rosa (según Espinosa, Pancaldo y Mafra), quien había llegado al Maluco a bordo de la expedición del capitán Tristán de Meneses, la cual arribó meses antes de que lo hicieran los de Magallanes, pero abandonó las islas tras ser rechazados por los de Bachián. Según las noticias recabadas por los castellanos, Meneses procuró el envenenamiento de Francisco Serrano, el portugués amigo de Magallanes que le había hecho llegar cartas informándole de la posición de estas islas, y de su pertenencia a la demarcación castellana del Tratado de Tordesillas. Así se contaba en la Relación de Pigafetta, y en los testimonios de Espinosa, Pancaldo y Mafra en Probanza sobre el derecho real a las islas Molucas, Valladolid, 2 de agosto de 1527, Archivo General de Indias, Sevilla (AGI), Patronato, 49, r. 4.

(10) Nos extenderemos sobre ello en el epígrafe III «Análisis de la afirmación acerca del retorno conjunto por Maldivas de las naos Trinidad y Victoria».

(11) Resulta interesante que esta versión errada, según la cual ambas naos llegaron a partir juntas del Maluco y se separaron después tras la avería en la nao Trinidad, tuvo más tarde eco en parte de la cronística portuguesa, siendo recogida con variaciones por Gaspar Correa y João de Barros, aunque ambos indicaron que la separación entre los navíos se produjo en la isla de Banda. La información de la carta que nos ocupa podría tratarse del germen de esta confusión posterior.

 

(12) Sin duda, se trataba del grumete Martín de Ayamonte y del hombre de armas Bartolomé de Saldaña, huidos de la nao Victoria en la isla de Timor el 5 de febrero de 1522 —lugar y fecha según Relación de tripulantes de la Armada enviada al descubrimiento de la Especiería fallecidos, desertores o dejados en las Molucas, posterior al 14 de julio de 1522, en AGI, Patronato, 34, r. 11—. Ambos fueron localizados allí muy poco después por una expedición comercial portuguesa que había acudido desde Malaca a cargar sándalo, aprovechando el viento favorable del monzón de invierno.

 

(13) «Sabían que tenían que navegar aún muchísimas millas, casi media vuelta al mundo, en una nave muy castigada por la broma, y además conociendo que no podían tocar tierras africanas, donde corrían el peligro de ser apresados por los portugueses», en FERNÁNDEZ VIAL, Ignacio y FERNÁNDEZ MORENTE, Guadalupe, Primus Circumdedisti Me, la primera vuelta al mundo, los preparativos, la travesía, el regreso, Sevilla: Ayuntamiento de Sevilla, 2022.

 

(14) Esta información acerca de cómo los portugueses encontraron a Ayamonte y Saldaña puede ser complementaria a la que se proporciona en la introducción del referido testimonio que se les tomó en Malaca el 1 de junio de 1522, en cuya introducción se afirma que habían sido encontrados en Timor —y no en Borneo como aquí se dice— por Pedro Soares de Sousa. A continuación, fueron trasladados a Malaca por el capitán Álvaro Juzarte, acompañado de Juan Moreno y Duarte Ferreira, así como de un Blas Bareto. A ellos parece que debemos añadir al mencionado aquí Pedro Mereno. En Auto das perguntas... Torre do Tombo, Corpo Cronológico, parte II, mç. 101, nº 87.

 

(15) Nótese que gracias a esto averiguamos que los dos jóvenes castellanos pasaron de Malaca a Cochín, donde les volveremos a perder la pista. No sería descartable que estos proporcionaran versiones sobre el viaje que los había llevado hasta Asia que fueran contradictorias o erradas intencionadamente, generando confusión entre los portugueses.

 

(16) Antonio de Brito fue el capitán portugués que llegó al Maluco el 13 de mayo de 1522, es decir, tan solo un mes y una semana después de que hubiera partido la nao Trinidad con intención de navegar hasta el Darién, y el que terminó apresando a la tripulación superviviente tras su regreso, a finales de octubre del mismo año. Según él mismo contaría en una de las cartas que dirigió al rey Juan III, tras zarpar de Malaca había permanecido en Banda hasta el 2 de mayo, esperando que cambiara el ciclo del monzón, desde donde ya tuvo noticias de los castellanos, e incluso terminó capturando a uno de los cinco que habían quedado al cargo del almacén de Tidore, quien había viajado hasta aquella isla. En Carta de António de Brito ao rei D. João III dando conta das naus castelhanas que tinham chegado a Maluco, da sua viagem, dos acontecimentos e dos preços das especiarias, Ternate (Indonesia), 11 de febrero de 1523, Torre do Tombo, Gavetas, gav. 18, mç. 6, nº 9.

(17) Dado que esta carta, como se verá, fue fechada el 23 de diciembre de 1522, mientras Antonio de Brito todavía se encontraba en el Maluco, es necesario tener presente que estos hechos relativos a él ya habían sucedido con anterioridad.

 

(18) «Veniaga» es una palabra de la lengua portuguesa proveniente del malayo berniega. Significa lugar de comercio, mercado. Dicionário Priberam da Língua Portuguesa (DPLP) [en línea], 2008-2022. Disponible en https://dicionario.priberam.org/veniaga [Consultado: 13/11/2022]. DPLP, 2008-2022, s.v. veniaga.

 

(19) Aquí es un portuguesismo. En español, desmanes. DPLP [en línea], 2008-2022. Disponible en https://dicionario.priberam.org/desmancho [Consultado: 13/11/2022]. DPLP, 2008-2022, s.v. desmancho.

(20) En el año presente. Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23ª ed., [versión 23.5 en línea], Madrid, Real Academia Española, 2014. Disponible en: https://dle.rae.es [Consultado: 13/11/2022]. RAE, 2014, s.v. ogaño.

III. Análisis de la afirmación acerca del retorno conjunto por las Maldivas de las naos Trinidad y Victoria

La importancia historiográfica de este documento en relación con la primera vuelta al mundo radica en que se trata de la única fuente primaria, al menos que conozcamos, en que se nos cuenta de forma expresa que las dos naos de la expedición que llegaron a las islas del Maluco pretendieron adoptar una ruta de regreso que les llevaría a cruzar juntas la demarcación portuguesa. También viene a aclarar las disensiones entre Juan Sebastián de Elcano y el maestre y el piloto de la nao Victoria, conocidas por el testimonio tomado en Malaca a su grumete huido en Timor, Martín de Ayamonte.

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Figura 2. Croquis de la hipótesis sobre la derrota conjunta prevista, y de la seguida por Elcano.

Esta hipótesis sobre la navegación pretendida inicialmente mediante ambas naos no es nueva (21), pero se basaba en dos deducciones:

  • Según la relación de Pigafetta, antes de la partida conjunta que se terminó frustrando por la avería en la nao Trinidad, el rey de Tidore los pensaba acompañar hasta la isla de Mare, ubicada al sur, donde había dispuesto que pasarían a recoger leña (22). Por ello, resulta implícito que ideaban dirigirse con ambas naos al sur, es decir, siguiendo el rumbo inicial que más tarde adoptó Elcano con la nao Victoria en solitario, tras zarpar definitivamente de Tidore. Elcano navegó primero al sur hasta Timor (23) empujado por el viento del monzón de invierno y, desde allí, viró al suroeste hasta alcanzar el cabo de Buena Esperanza a través del océano Índico, en mar abierto y lejos siempre de costa.

  • La decisión de separarse y de que la Trinidad acudiría al Darién una vez se consiguiera reparar, fue tomada en consejo, junto con los de la nao Victoria, después de que se descubriera la gravedad de la avería, y nunca antes. Según los testimonios del capitán general Gonzalo Gómez de Espinosa, del maestre de la Trinidad, Juan Bautista de Punzorol y de su piloto, León Pancaldo, el factor fundamental que tuvieron en consideración fue la distancia a recorrer hasta alcanzar el Darién, que estimaron de entre 1.800 leguas según el primero (24), y 2.000 según los segundos (25). Se deduce por lógica que, si antes de la avería no pensaban dirigirse hacia América, necesariamente pensaban cruzar la demarcación portuguesa del Tratado de Tordesillas.

Si bien gracias a estas fuentes resultaba evidente la pretensión de un regreso conjunto con ambas naos buscando el cabo de Buena Esperanza, carecíamos de referencias acerca de por dónde pensaban navegar hasta alcanzarlo. En este sentido, la importancia de la cita que analizamos es doble, porque nos lo viene a aclarar:

 

Estas naos traían hecho fundamento de se venir por las islas de Maldiva.

Las islas Maldivas se encuentran al suroeste de India, no muy alejadas de ella. Por lo tanto, navegar hasta allí tenía dos implicaciones:

  • La ruta desde el Maluco hasta las Maldivas pasaba necesariamente cerca de las islas de Java y Sumatra, frecuentadas por los portugueses, de modo que si pretendían evitar ser detectados por ellos no resultaba aconsejable. En cambio, frente a la opción que terminó tomando Elcano lanzándose a mar abierto a través del Índico Sur, resultaba mucho más conservadora por permitir una navegación de cabotaje, próxima a costa en caso de emergencia.

  • Durante el invierno, el ciclo del monzón genera vientos contrarios para el rumbo que debían adoptar tras hacer escala en Timor. Dada la extrema dificultad con la que navegaban de ceñida estas naos, habría requerido esperar al mes de mayo a que alternara el ciclo y cambiara el sentido del viento.

Por ello, la opción más probable de viaje que eligieron fue la de hacer una primera escala en Timor, al sur del Maluco, hasta donde los vientos les permitían navegar, y esperar allí hasta el mes de mayo, cuando da paso el monzón de verano y trae vientos que les habrían sido favorables para dirigirse a las Maldivas. Como ya apuntábamos, todo esto nos arroja luz sobre una importante cita que nos proporcionaba el testimonio tomado a Martín de Ayamonte:

La nao, cuando partió de Timor, daba a la bomba doce veces de día y doce veces de noche, y el maestre y el piloto, que eran griegos, quisieron venir por Malaca, y el capitán, que era vizcaíno, no quiso, y su intención de ellos era, según dijo el dicho Martín, ir a las islas de Maldiva para corregir su nao.

En primer lugar, según esta cita, la ruta prevista pasaba por dos lugares: por Malaca y, después, una escala en Maldivas. Evidentemente, habría sido poco menos que un suicidio detenerse en Malaca, de modo que solo debían tener previsto pasar cerca de ella. Pese a ello, el riesgo de ser apresados que entrañaba aproximarse a esta plaza portuguesa era muy alto. El estrecho de Malaca constituía un peligroso embudo, pero se trataba de la única ruta conocida que, bajo el conocimiento cartográfico que portaban, les podía permitir regresar. Cualquier otra vía requeriría ser explorada.

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Figura 3. Detalle del planisferio Kunstmann IV (26), en que figura «Maldiva» al suroeste de India. Elaboración propia a partir de Bibliothèque Nationale de France, département Cartes et plans, CPL GE AA-564 (RES). Disponible en: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b59055673/f1.item [Consultado: 13/11/2022]

En este sentido, no habría sido descabellado buscar las Maldivas explorando la vertiente sur de la cadena de islas de Sumatra, Java, Bali, etc, aunque es una mera conjetura que a sus ojos podría implicar una gran incertidumbre. Hoy sabemos que la geografía de esas islas lo habría permitido, pero entonces ellos podrian haber temido que estas islas se alargaran demasiado al sur, lo que les habría forzado a navegar con rumbos poco convenientes para el viento monzónico que esperaban tener (ver figuras 3 y 4).

DetalleIndico.jpg

Figura 4. Resulta interesante observar la representación gráfica de las islas principales, aparentemente inexploradas aunque prolongadas hacia el sur. Fuente: Bibliothèque Nationale de France, département Cartes et plans, CPL GE AA-565 (RES). Disponible en: https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b5905566p [Consultado: 13/11/2022].

Volviendo a la cita que acabamos de mostrar, parece ahora más claro que fue en Timor donde Elcano impuso su criterio de abandonar la ruta hacia las Maldivas para, según terminó haciendo, poner rumbo directo al cabo de Buena Esperanza a través del Índico sur. Hasta entonces había seguido el camino previsto incluso antes de iniciar el regreso en solitario con la nao Victoria. Había seguido el camino acordado por todos, incluso con los de la nao Trinidad, para su navegación conjunta. De ahí la sorpresa, e incluso la opinión contraria del maestre y del piloto de la Victoria, Miguel de Rodas y Francisco Albo, cuando el capitán Elcano decidió cambiar el plan. También así se comprende mejor que fuera en Timor donde los dos jóvenes castellanos decidieran abandonar el navío, sin duda por creer demasiado arriesgado el nuevo plan impuesto improvisadamente por Elcano.

Es posible que Elcano asumiera a regañadientes y por disciplina el regreso pactado por Malaca y Maldivas (27), y que la idea de viaje que terminó adoptando ya la hubiera expuesto con anterioridad en Tidore. Acató la opinión de la mayoría, y lo ordenado por el capitán general Espinosa, pero una vez quedó en solitario al mando de su nao pasó a ser fiel a su propia intuición, algo que los demás también pudieron sospechar que ocurriría. De ser así, esto podría explicar por qué el capitán de Brito terminó contando a su rey que «los castellanos no querían obedecer al capitán» (28): los de la Trinidad, fuente de información para de Brito, ya sabían de la idea de Elcano, y del rechazo que esta causaba entre al menos parte de la tripulación de la nao Victoria. Por ello, cuando Elcano consumó su cambio de plan en Timor no debió sorprender a nadie, sino que a sus compañeros no les quedó más remedio que acatar la orden (29).

La idea de hacer escala en las Maldivas respondía sin duda a la falta de fiabilidad que presentaban las naos, algo que el propio testimonio de Martín de Ayamonte y otras fuentes (30) dejaban patente, pero entrañaba un alto riesgo de encuentro con cualquier armada portuguesa (31), por navegar en aguas transitadas habitualmente por ellas. Suponemos que sabían que se trataba de un archipiélago repleto de pequeñas islas y bajíos, que ofrecía por ello una buena oportunidad de escabullirse ante la eventual aparición de velas portuguesas en el horizonte.

De haber mantenido el plan, Elcano habría tenido que esperar en Timor a que alternaran los vientos con la llegada del monzón de verano, es decir, que en vez de hacerse a la vela a mar abierto desde Timor en febrero de 1522 tendría que haber permanecido allí hasta mayo (32). Ello resultaba peligroso ante la posible llegada de portugueses en su búsqueda (33). De hecho, si no hubiera marchado, aquellos que encontraron a Martín de Ayamonte y a Bartolomé de Saldaña poco después de su deserción (34) habría sido fácil que toparan con la nao Victoria. Tampoco faltó mucho para que diera con ellos la armada de Antonio de Brito, que efectivamente acudía hacia el Maluco desde Malaca impulsada por el mozón de invierno. Elcano no lo supo, pero pudo sospecharlo y, en este sentido, su apuesta resultó correcta.

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Figura 5. Las expediciones portuguesas de Álvaro Juzarte y Antonio de Brito estuvieron cerca de topar con la nao Victoria en Timor y con la Trinidad en Tidore, por las fechas en que llegaron respectivamente a estos lugares. 

También relativo a ello, podría ser que los de la nao Victoria fueran vistos por embarcaciones que acudían a comerciar a Timor desde regiones más o menos próximas, y Elcano recelara de que pudieran dar noticia de su presencia allí. Aunque no parece tratarse de una información muy veraz, la crónica de João de Barros afirmaba que, efectivamente, el capitán Antonio de Brito tuvo contacto mientras se encontraba en Java con un junco proveniente de Banda con el que se habían encontrado los castellanos. Según Barros, estos habían dado a los del junco un salvoconducto escrito para navegar por aguas en la demarcación de Castilla (35), que más tarde leyó de Brito, y recibió así noticias anticipadas de su presencia. Barros equivocaba el lugar en que decía que se encontraban los de la nao Victoria y, en vez de en Timor, afirmó ser en la isla de Banda, donde ellos en realidad nunca estuvieron. No obstante, fuera esto cierto o no, lo que sí podemos dar por seguro es que Elcano recelara de que su presencia en Timor pudiera llegar a oídos de los portugueses.

Así, la idea inicial de regresar conjuntamente con las naos Trinidad y Victoria resultaba conservadora en cuanto al riesgo de irse a pique en mar abierto, por transitar cerca de costa y buscar un lugar donde hacer escala, mientras que, por el contrario, implicaba asumir un alto riesgo de encuentro con los portugueses, dado que discurriría por las rutas habituales que conectaban Malaca con India y con Sumatra, Java, Timor, Banda y el Maluco. Por tanto, en esta decisión conjunta que se tomó bajo el mando del capitán general Gonzalo Gómez de Espinosa prevaleció el temor al mal estado de las naves frente al de ser apresados.

En cambio, después de que la nao Trinidad sufriera la vía de agua que forzó a la separación de sus destinos, fue el capitán Juan Sebastián de Elcano quien decidió alterar el plan preconcebido una vez alcanzó Timor, hasta donde llegó siguiendo la ruta prefijada, pero fue aquí donde cambió el plan e impuso el cambio de rumbo que terminó siguiendo, renunciando a acudir a las Maldivas, y eligiendo la vía más directa hacia el cabo de Buena Esperanza, a través de un océano Índico sur hasta entonces nunca navegado y sin escalas.

Con todo esto se clarifican las responsabilidades de todas estas importantes decisiones que llevaron a la nao Victoria a completar la primera vuelta al mundo. La voluntad de dirigir la armada hacia el cabo de Buena Esperanza, con escala en las islas Maldivas, correspondió en última instancia al capitán general Gonzalo Gómez de Espinosa. Fue bajo el mando del otrora alguacil mayor cuando la expedición de Magallanes a la Especiería pasó de facto a convertirse en la expedición que pretendía completar la primera vuelta al mundo (36).

En relación con ello, debemos tener presente que la expedición nunca se había planteado desde un inicio dar la vuelta al mundo, no solo porque no quedó expresado en ninguna fuente conocida, sino también por lógica: siendo desconocida la existencia de un paso por mar entre el Atlántico y el Pacífico, no habría tenido sentido.

No obstante, llegados a este punto cabe recordar a Fernando de Magallanes, y conjeturar acerca de la posibilidad de que ya hubiera optado durante el viaje por un regreso en sentido oeste, una vez alcanzara el Maluco. Tampoco conocemos fuentes en que basar esta posibilidad, salvo algunas de las versiones más antiguas que han llegado a nuestros días de la relación de Pigafetta, supuestas traducciones con variantes del original en italiano dirigido al Gran Maestre de la Orden de Rodas, manuscrito hoy perdido al igual que el resto de los originales que escribió el afamado marino. De manera muy similar, en tres de ellas (37) se afirma que «jamais autre navoit en tant d’engine, hardiesse ni savoir de circuir une fois le monde comme il y avoit dejà donné ordre», que podemos traducir como «nunca otro navegaba con tanto ingenio, osadía ni saber, para rodear una vez el mundo como él ya lo había dispuesto». Esta frase la incluía Pigafetta en su conocido elogio dedicado al capitán general tras la narración de su muerte en Mactán y, como vemos, afirmaba en ella que Magallanes por entonces sí había dispuesto que la expedición completara la vuelta al mundo.

En cambio, esta afirmación no consta en la cuarta de estas versiones en francés, el códice que se conserva en la John Carter Brown Library (38), más parecido a las múltiples transcripciones, adaptaciones y traducciones emanadas del manuscrito ambrosiano, que han tenido más eco al menos en España. En ellas, esta frase se sustituye por otra que cambia sustancialmente su sentido: «ninguno altro havere avuto tanto ingenio, ni ardire de saper dare una volta al mondo como ià cazi lui havera dato», que traducimos como «ningún otro había tenido tanto ingenio, ni se atrevió a saber dar una vuelta al mundo como él casi había dado». Como decimos, esta frase mantiene el sentido de la expresada en el manuscrito ambrosiano, según la publicación original de Amoretti (39).

Para concluir con el asunto que nos ocupa, con Magallanes fallecido hacía diez meses y truncado el plan de regreso conjunto hacia el oeste por la avería en la nao Trinidad, se decidió que la nao Victoria marchara, y que la Trinidad no seguiría después su estela, sino que trataría de regresar por la vía del Darién. Esta también fue una decisión acordada y mancomunada (40), tomada en consejo junto a los de la nao Victoria, antes de que esta volviera a hacerse a la mar.

Por su parte, Elcano como capitán de la nao Victoria mantuvo el plan hasta Timor, pero una vez allí impuso cambiar la derrota prevista, dejando de acudir a las islas Maldivas, renunciando a hacer escala en ellas, y asumiendo un grave riesgo de que el mal estado de la nao les hiciera irse a pique navegando a través del océano Índico sur.

¿Habría salido bien el plan inicial? Nunca lo sabremos, pero sí que el cambio de ruta que forzó Elcano resultó una decisión correcta, y permitió completar la que sin duda es la mayor gesta náutica de la Historia. Para ello, optó por enfrentarse a lo que mejor dominaba y olvidarse de otros riesgos. Elcano eligió convertir su regreso en una carrera de resistencia, la de sus hombres y su navío, enfrentándose no a otra cosa sino al mar.

(21) Ver MAZÓN SERRANO, Tomás, Espinosa, el último capitán de la vuelta al mundo, Madrid: Ediciones Encuentro, 2022.

 

(22) «La leña la tomaríamos en la isla de Mare, cerca de la cual íbamos a pasar, y adonde el rey había enviado cinco días antes cien hombres para prepararla. [...] Los reyes de Tidore, Gilolo y de Bachian, así como el hijo del rey de Terrenate, vinieron para acompañarnos hasta la isla de Mare. La nao Victoria desplegó las velas primero y ganó el largo, donde esperó a la Trinidad, pero esta levó anclas con mucha dificultad, y los marineros descubrieron que sufría una vía de agua en la quilla». Relación de Pigafetta, en La Primera Vuelta al Mundo, Madrid: Miraguano Ediciones / Ediciones Polifemo, 2012.

 

(23) Ver Derrotero del viage de Fernando de Magallanes en demanda del Estrecho. Desde el parage del Cabo de San Agustín, 1519-1522, AGI, Patronato, 34, r. 5.

 

(24) «Hicimos nuestro camino para ir a demandar la tierra firme donde hizo Andrés Niño las carabelas, que es en la Mar del Sur; donde, señor, hallaba que de Maluco a la primera tierra no había sino mil y ochocientas leguas». Carta de Gonzalo Gómez de Espinosa a Carlos I, narrando las vicisitudes del periplo en solitario de la nao Trinidad por el Pacífico Norte, y su prisión por los portugueses, Cochín (India), 12 de enero de 1525, AGI, Indiferente, 1528, n. 2, f. 1r.

 

(25) «Hezimos nuesso camino para yr a demandar la tyerra firme, adonde señor Andrés Niño hizo las caravelas, que es en la Mar del Sur, donde señor, sabrá Su Çezara Majestad que desta dicha tierra firme a las yslas de Maluco non hay más de dos mill leguas a lo más lexos de camino». Mozambique, 25 de octubre de 1525, Carta do mestre e piloto da nau espanhola, por nome Vitória [sic] para o imperador, rei de Castela Carlos V, em que lhe dao conta como foram à ilha de Tidore, e das ilhas que descobriram, e como foram levados com a dita nau para Ternate, ilha de portugueses, até serem levados a Moçambique, e lhe pediam ajuda e favor para serem conduzidos a suas pátrias, Torre do Tombo, Gavetas, gav. 17, mç. 6, nº 24.

(26) Bibliothèque Nationale de France, département Cartes et plans, CPL GE AA-564 (RES).

 

(27) José Luis Comellas sospechó algo en este sentido, pues afirmaba que «no conocemos detalladamente los planes de la ruta a seguir, solo sabemos que Espinosa y Elcano no estaban muy de acuerdo», en COMELLAS, José Luis, La Primera Vuelta al Mundo, Madrid: RIALP, 2012.

(28) En Carta de António de Brito ao rei D. João III dando conta das naus castelhanas que tinham chegado a Maluco, da sua viagem, dos acontecimentos e dos preços das especiarias, Ternate (Indonesia), 11 de febrero de 1523, Torre do Tombo, Gavetas, gav. 18, mç. 6, n.º 9.

 

(29) Pese a estas diferencias de criterio, Elcano quiso acudir a la corte tras completar el viaje en compañía de Miguel de Rodas y Francisco Albo, de lo que se desprende que muy mal no debían llevarse pese a estas disensiones. Al contrario, creemos que difícilmente Elcano habría tenido éxito en semejante travesía sin la implicación y compromiso de toda la tripulación. Sin embargo, Gonzalo Fernández de Oviedo añadía que, tras haber leído la relación de Pigafetta que este entregó en la corte, en ella se afirmaba que «algunos fueron descabezados en la isla de Timor por sus delitos». El cronista López de Gómara añadió a esto que «hubo allí un motín y brega, en que murieron hartos de la nao». No obstante, por las cuentas de tripulación embarcada y la relación de fallecidos no hay rastro de ello. No encontramos otra explicación que, de ser ciertas estas afirmaciones, los ajusticiados fueran algunos de los trece indígenas a bordo.

 

(30) «Determinamos morir y [...] con una sola nao partir, estando tal de bromas como Dios quería», Carta de Elcano a Carlos I, Sanlúcar de Barrameda, 6 de septiembre de 1522, AGI, Patronato, 48, r. 20, f. 2r.

 

(31) «No tomamos tierra ninguna por miedo del rey de Portugal, que tenía proveído en todas sus tierras de tomar esta armada por que Tu Magestad no fuese sabedora della», Elcano, ibidem.

 

(32) Sobre la cuestión de los ciclos del monzón en el entorno de Indonesia, ver BAYONG TJASIONO HK, R. Gernowo, Sri Woro B.H. e Ina, J., The character of rainfall in in the Indonesian monsoon. Yogyakarta, Indonesia: Bandung Institute od Technology, 2008. Disponible en: http://tinyurl.com/2dvuw3eb [Consultado: 8/12/2022].

 

(33) «Nunca llegó a saber Elcano lo cerca que había estado de su perseguidor, porque Antonio de Brito esperaba el Monzón en Java, en el puerto de Gresik, frente a la isa Madura, mientras la Victoria hacía escala en Timor, a unos mil kilómetros de distancia». En SOLER, Isabel, Magallanes & Co., Barcelona: Acantilado, 2022, 426-7.

 

(34) No se conoce en qué fecha fueron localizados en Timor, pero necesariamente tuvo que ser pronto: la fecha de su huida según la ya mencionada relación de bajas de la nao Victoria fue el 5 de febrero de 1522, —mismo día en que, según el Derrotero, largaron velas desde la última población de Timor en que habían fondeado brevemente—, mientras que la fecha del traslado del interrogatorio al que sometieron a Martín de Ayamonte en Malaca es el 1 de junio de ese mismo año. Esto implica que ya en mayo habían sido encontrados y zarparon desde Timor hacia Malaca, con los primeros vientos favorables del mozón de verano.

(35) Costumbre portuguesa, pero no castellana, lo que hace dudar sobre la veracidad de esta afirmación. En SOLER, Isabel, Magallanes & Co., Barcelona: Acantilado, 2022, 427.

(36) «Alcanzadas las Filipinas, Magallanes pierde la vida en una playa de Mactán. Es entonces cuando la misión tiene que decidir si desandar el camino o adentrarse en aguas portuguesas, con la esperanza de cerrar el círculo», en ALFONSO MOLA, Marina; MARTÍNEZ SHAW, Carlos, La exploración española del Pacífico en el siglo XVI, en Pacífico: España y la Aventura de la Mar del Sur, Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2013, 125-183.

 

(37) Dos en la Biblioteca Nacional de Francia (Manuscritos 24224 y Códice 5650) más una tercera en la Biblioteca de la Universidad de Yale, siendo de esta última de la que tomamos el fragmento literalmente, por tratarse de «la más completa de las versiones francesas» según DE CASTRO, Xavier, Le Voyage de Magellan (1519-1522), la relation d’Antonio Pigafetta & autres témoignages, París: Chandeigne, 2007. Los tres manuscritos mencionados, disponibles respectivamente en:

- https://archivesetmanuscrits.bnf.fr/ark:/12148/cc530776 [Consultado: 20/12/2022]

- https://archivesetmanuscrits.bnf.fr/ark:/12148/cc586011 [Consultado: 20/12/2022]

- https://www.wdl.org/es/item/3082/ [Consultado: 20/12/2022]

 

(38) JCB Library Catalogue, pre-1675, 1:95. Disponible en: https://archive.org/details/levoyageetnauiga00piga/page/n5/mode/2up [Consultado: 20/12/2022]

 

(39) «È una sicura l'aver saputo col suo ingegno, e col suo ardire, fenza che nessuno gliene avesse dato l'eiempio, tentare il giro del globo terracqueo che quasi avea compiuto», que traducimos como «es cierto que había sabido con su ingenio y con su audacia, sin que nadie le hubiera dado el ejemplo, intentar la circunferencia del globo terráqueo, que casi había completado». AMORETTI, Carlo, Primo viaggio intorno al globo terrácqueo, Milán, Stamperia di Giuseppe Galeazzi, 1800, 100 – 101. Disponible en:

- https://books.google.es/books?id=xknW1neprkcC&hl=es&pg=PP4#v=onepage&q&f=false [Consultado: 20/12/2022].

 

(40) Bajo el mando del capitán general Gonzalo Gómez de Espinosa hubo un triunvirato de «gobernadores» de la armada, del que además de él formaron parte Juan Sebastián de Elcano y el maestre de la Trinidad, el genovés Juan Bautista de Punzorol. En VÁZQUEZ CAMPOS, Braulio, 2021, Carta desde las Islas de las Especias: una nueva edición de la misiva de Juan Bautista de Punzorol. Anuario de Estudios Americanos, 78, 1 (jun. 2021), 15-43.

IV. Acerca de la atribución y datación de esta carta

Como podemos comprobar, el legajo objeto de este artículo no está firmado, ni su autor se refirió a sí mismo en ningún momento. Sin embargo, José Toribio Medina tuvo clara la autoría cuando en 1888 publicó su transcripción, puesto que la tituló como Copia de un documento de letra de don Juan de Zúñiga, que dice, «Traslado de dos cartas de las Indias», que vinieron en estas dos naos.

Sospechamos que esta atribución dada por el gran historiador chileno esté motivada porque, junto a este legajo, estén archivados otros con la misma letra provenientes de Juan de Zúñiga, en los que sí figure expresamente su autoría. No obstante, no hemos tenido acasión de desplazarnos al Archivo General de Simancas para comprobarlo, teniendo acceso únicamente a la digitalización de los cuatro folios que componen el legajo sobre el que tratamos. Pese a ello, hemos realizado un rastreo en el Portal de los Archivos Españoles PARES para tratar de confirmar la atribución dada por Medina, y todo parece apuntar a que es correcta.

Antes de ello, vamos a fijarnos en la datación del documento. Las cartas llegadas a Portugal de las que se daba traslado hemos visto que habían sido fechadas en Cochín, en diciembre de 1522. Por entonces, las armadas portuguesas acostumbraban a partir desde India con el cambio de año, y arribaban a Lisboa a mediados del verano, durante las últimas semanas de julio o las primeras de agosto.

Por otra parte, en referencia a la datación de la carta se habrá notado que en ella se incluía una fecha incompleta: «domingo 29 de agosto». No quedó expresado el año pero, dado que sí el día de la semana y del mes, en principio deberíamos poder deducirlo. Sin embargo, comprobamos que no hubo ningún día 29 de agosto que coincidiera con un domingo desde 1522 hasta el año 1529 (41). Carecería de cualquier sentido que esta carta fuera datada en un momento tan tardío como en 1529, aportando noticias completamente obsoletas por entonces. Esto nos lleva a proponer que el autor sufrió un lapsus al indicar la fecha y que, en realidad, esta carta fue escrita el domingo 30 de agosto de 1523.

Comprobamos que don Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco, futuro ayo de quien sería el rey Felipe II (42), se encontraba en Portugal en agosto de 1523. Así se muestra en diferentes documentos (43) relativos al objeto de su visita, que consistía en trasladar al rey Juan III la petición de Carlos I de organizar una armada conjunta a las islas Azores, que sirviera de escolta a las naos provenientes de América, ante las informaciones recibidas sobre la presencia de corsarios en el Atlántico norte.

Es muy diversa la bibliografía que trata a don Juan de Zúñiga como embajador del rey Carlos I en el reino de Portugal a partir de 1524 (44), año en el que se celebró la conocida como Junta de Elvas - Badajoz entre comisionados de ambos reinos para tratar de dirimir la pertenencia del Maluco. La vinculación de Juan de Zúñiga con estas negociaciones fue destacada, como también lo fue no mucho después en relación con el acuerdo matrimonial entre Carlos I y doña Isabel de Portugal.

Todo parece encajar para llevarnos a dar la razón a José Toribio Medina: el informante a Carlos I desde Portugal parece tratarse de don Juan de Zúñiga y Velasco, y añadimos a ello que la fecha en que este dio traslado de las noticias llegadas desde la India debió ser el 30 de agosto de 1523.

41 Según CAPPELLI, Adriano, Cronología, cronografía e calendario perpetuo, Settima edizione, Hoepli: Milán, 2012.

 

42 Minuta de despacho a Juan de Zúñiga, comendador mayor de Castilla, ayo de Felipe, príncipe de Asturias, Génova (Italia), octubre de 1536, AGS, EST, LEG, 1369, 305.

 

43 Orden a Juan de Zúñiga sobre carta para Juan III, rey de Portugal, Valladolid, 1 de agosto de 1523, AGI, Indiferente, 420, L.9, ff. 173r-173v. Ver también el documento a continuación del f. 173v, sobre este mismo asunto y dirigido al capitán de la armada de guarda de la costa de Andalucía, don Pedro Manrique.

 

44 FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín, Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, Tomo I, Madrid: Impr. de la viuda de Calero, 1842.

V. Discusión sobre la veracidad de la información analizada

Hemos desarrollado qué implicaciones conlleva la afirmación encontrada en este documento acerca del plan previsto por las naos Trinidad y Victoria para afrontar su regreso, pero también resulta necesario que tratemos acerca del grado de veracidad que ofrece la fuente ante la que nos encontramos, en relación con la historia de la expedición de la primera vuelta al mundo.

Sin duda, el relato que esta ofrece sobre los hechos acaecidos resulta confuso, y además contiene algunos errores de bulto, que no creemos necesario enumerar. Por ello, en general, no resulta razonable atribuir un grado de veracidad alto a las informaciones proporcionadas.

Dicho esto, hay algunos detalles que, en sentido contrario, no resultan cuestionables. Por ejemplo, sería completamente ilógico dudar de la veracidad de la afirmación de que «llegaron a Cochín a salvamento con los castellanos grumetes, de quien se supo todo esto», puesto que quien redactaba la carta que llegó a Lisboa se encontraba también en Cochín, donde contaba que llegaron los dos jóvenes. Con gran probabilidad se trata de una información veraz, que nos sirve para ubicar en esta ciudad a estos dos castellanos, unos meses después del paso por Malaca que quedó registrado en el testimonio que se les tomó allí a 1 de junio de aquel año de 1522.

Resulta claro que toda la información que se proporciona fue obtenida por los portugueses a través de Martín de Ayamonte y de Bartolomé de Saldaña, porque esta concluye dando noticias de que la nao Victoria se encontraba de camino a Castilla, mientras que una averiada nao Trinidad permanecía en el Maluco, antes de lanzarse al Pacífico en su intento de tornaviaje. De igual modo, quien escribió todo esto desde Cochín sabía que el capitán portugués Antonio de Brito se dirigía al Maluco, pero todavía no había tenido conocimiento de su llegada allí hacía nueve meses, ni por supuesto del posterior apresamiento de la tripulación superviviente al tornaviaje de la Trinidad, un hecho que había tenido lugar pocas semanas antes de diciembre de 1522, cuando la carta fue escrita.

De esta forma, bien podría ser cierta la información sobre la que nos hemos fijado: «estas naos traían hecho fundamento de se venir por las islas de Maldiva», porque concuerda y da sentido a las deducciones que por otras fuentes, más directas y de origen menos dudoso, resultaban lógicas. Simplemente, esta frase completaría la información proporcionada en el testimonio dado en Malaca por los dos castellanos desertores: quienes pensaban regresar por las islas Maldivas no solo eran el maestre y el piloto de la nao Victoria, según en este se afirmaba, sino, en realidad, también los compañeros de la nao Trinidad, antes de aquella fatídica rotura de la quilla que les hizo cambiar de idea.

VI. Conclusiones

Según lo desarrollado, de ser cierta la afirmación de que las islas Maldivas iban a constituir el punto de escala prevista para el regreso conjunto a Castilla de las naos Trinidad y Victoria —lo cual resulta verosímil por ser concordante con lo que se podía deducir de ello a través de otras fuentes—, podemos formular varias conclusiones importantes:

  • Se refuerza la hipótesis de que al zarpar inicialmente del Maluco con ambas naos se pretendía adoptar una ruta de regreso que cruzara la demarcación portuguesa del Tratado de Tordesillas, aunque diferente de la que terminó adoptando Elcano. Pretendían dirigirse al estrecho de Malaca haciendo una navegación de cabotaje, y realizar una escala posterior en las islas Maldivas.

  • Esta intención se concretó bajo el mando de Gonzalo Gómez de Espinosa como capitán general de la armada.

  • La idea de convertir el viaje a la Especiería en el de la primera vuelta al mundo quedó frustrada para los de la nao Trinidad por causa de la avería sufrida en el momento de zarpar. Es entonces cuando estos planearon dirigirse al Darién.

  • Durante la navegación en solitario de la nao Victoria, el capitán Juan Sebastián de Elcano siguió el plan preestablecido hasta alcanzar Timor, pero una vez aquí decidió modificar la ruta anteriormente acordada por mayoría con los compañeros de la Trinidad. Como consecuencia, encontró la oposición de su maestre y de su piloto, y también la huida de dos tripulantes. Pese a ello, hizo prevalecer su posición de mando, renunciando a la escala en las Maldivas acordada hasta entonces, y adoptando la ruta finalmente seguida, con rumbo directo hacia el cabo de Buena Esperanza a través del Índico sur.

  • Por último, cabe reseñar que recibimos noticia de que los dos castellanos huidos en Timor de la nao Victoria, Martín de Ayamonte y Bartolomé de Saldaña, no solo fueron trasladados a Malaca, donde se les tomó testimonio, sino que después se les llevó a Cochín.

VII. Referencias bibliográficas

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VÁZQUEZ CAMPOS, Braulio, 2021, Carta desde las Islas de las Especias: una nueva edición de la misiva de Juan Bautista de Punzorol, Anuario de Estudios Americanos, 78, 1 (jun. 2021), 15-43.

​Cómo citar este articulo:

MAZÓN SERRANO, Tomás, Dos naos a por la vuelta al mundo [en línea], febrero de 2023. Disponible en https://rutaelcano.com/dos-naos-a-por-la-vuelta-al-mundo [Consultado: --/--/20--].

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