La primera vuelta al mundo
"... y este camino que hizo esta nao fue la mayor y más nueva cosa que desde que Dios crió el primer hombre se vio."
Antonio de Herrera, Historia General de los Hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. 1601.

Introducción
La expedición de Magallanes y Elcano fue la primera en "recorrer y descubrir toda la redondeza del mundo" según palabras del propio Juan Sebastián de Elcano. Esto ocurrió entre 1519 y 1522, cuando los medios de navegación eran todavía increíblemente rudimentarios, y la vida a bordo de aquellas primitivas naves carecía de cualquier comodidad o seguridad. Además, se trataba de un viaje a lo desconocido, que no iba a contar con posibilidad alguna de recibir auxilio, y repleto de posibles peligros.

Primera página de la larga Instrucción del Rey a Magallanes y Faleiro.
Por ello, antes de entrar a analizar las claves de este viaje, debemos siempre tener presente que esta hazaña solo fue posible gracias a unos hombres muy especiales, de un arrojo excepcional, con un conocimiento del mar extraordinario, un alto sentido del deber y del honor que les hizo continuar hacia adelante sin abandonar, y de una capacidad de sacrificio que les permitió resistir un modo de vida extremo, casi terrorífico, durante los tres años que duró la expedición. No solo eso, sino que durante el viaje de retorno, la ilusión por poder contarlo, por saberse entrar en la Historia de la Humanidad, y por poder llevar una vida holgada en adelante, tuvo que ser el alimento de todos ellos, más que el arroz hervido con agua de mar que los supervivientes tenían entonces por única comida.
Sin embargo, dar la vuelta al mundo no formaba parte del plan inicial. El objetivo fijado por el rey Carlos I a Fernando de Magallanes, capitán general de esta armada, era localizar unas islas de la Especiería que quedaran dentro de la demarcación castellana del Tratado de Tordesillas, un acuerdo previo según el cual los reinos de España y Portugal se habían repartido el mundo ya descubierto o por descubrir en sendas mitades.
El Maluco se encontraba al otro lado del mundo, y para llegar hasta allí solo había un camino cierto, por el hemisferio portugués, y otro incierto por el castellano. Magallanes intentaría localizar un posible paso en América que le permitiera navegar por el Pacífico, un objetivo perseguido por Castilla desde hacía 25 años, desde tiempos de Colón.
En caso de que ese paso no existiera, se dirigirían a la Especiería por los mares del hemisferio portugués, aunque sin detenerse en tierra para no vulnerar el Tratado de Tordesillas.

Planisferio de Cantino, de 1502. La línea de demarcación del Tratado de Tordesillas es situada a mitad de camino entre el Cabo San Roque, punto extremo nordeste de actual Brasil, y el estuario del río Amazonas. El mapamundi muestra los descubrimientos españoles y portugueses del siglo XV.
Sobre las Molucas poco se sabía, salvo que se encontraban a la altura del ecuador más allá de la India en dirección Este, y eran el lugar donde se producían la pimienta, canela, jengibre, clavo, nuez moscada, etc, es decir, las especias, que en la Edad Media alcanzaban precios astronómicos en Europa, y cuyo comercio tradicional a través de Oriente Medio, por los árabes que las traían desde su origen, y después a través del Mediterráneo, principalmente por mercaderes venecianos, estaba siendo bloqueado por el emergente imperio turco. Las especias se utilizaban para ocultar el sabor de los alimentos que no eran frescos.
Otro factor importante que despertaba el interés de España en ir allí era que los portugueses por entonces ya estaban llegando a las Molucas. Llevaban alrededor de un siglo de ventaja a España en sus viajes de descubrimiento hacia las Indias. Un importante motivo de ello fue que Portugal había concluido su Reconquista mucho antes que España. Se habían centrado en explorar las costas africanas, buscando un paso que les permitiera navegar hacia las Indias e iniciar así una nueva ruta comercial con ellas. Su estrategia fue la de establecer diferentes bases fijas a lo largo de la ruta que sirvieran de puertos logísticos para las expediciones. En 1498 Vasco de Gama había conseguido el hito de llegar a Calicut (India).

Clavo, la cotizada especia de la que la nao Victoria trajo 27 toneladas.
El diámetro de la Tierra se creía menor (aunque no tanto como seguramente habremos leído, ver La Tierra de Magallanes), por lo que quizás las Molucas, tan alejadas, estuvieran ya al otro lado del mundo dentro de la demarcación española de Tordesillas. Había que intentar ir allí, asegurarse de que fueran islas que estuvieran dentro de la demarcación española, y hacerse con control del comercio tan lucrativo de las especias.
Los protagonistas
Fernando de Magallanes
Fernando o Hernando de Magallanes era portugués, nacido en Oporto, y desconocemos su edad ya que ninguna fuente la menciona. Había participado en la conquista de Malaca (Malasia), y mantenido estrecha amistad con Francisco Serrano, un portugués compañero suyo en Malaca —posiblemente su primo— y que había quedado destacado en las Molucas.
Por él, tenía referencias de estas islas, y sabía que se encontraban a la altura del ecuador y tan alejadas hacia oriente que sobrepasaban el antimeridiano portugués. Puesto que sus servicios a la corona portuguesa no fueron valorados como él entendía que merecía, decidió pasar a España y ofrecer su idea a Carlos I, apoyado por un reputado cosmógrafo portugués, Rui Falero. Por los textos que tenemos, Magallanes era un hombre de fuerte carácter, espartano, autoritario, ferviente creyente, valiente hombre de armas y, sin duda, intrépido navegante.
Aunque Magallanes siempre sirvió con lealtad al rey de España, se demoró por mucho tiempo hasta que cumplió con la orden de proporcionar a sus oficiales el camino a seguir y la posición esperada del Maluco, dado que este conocimiento tan reservado constituía el auténtico valor del capitán, y lo quiso preservar. Terminó cumpliendo esta orden tan tarde, justo antes de partir, que el rey pasó a desconfiar de él y quiso limitar su capacidad de mando, poniendo a su mismo nivel a Juan de Cartagena como "conjunta persona". Magallanes receló de Cartagena y no aceptó su autoridad, lo cual generó una gran tensión durante los primeros meses del viaje, acrecentada por los recelos despertados en los castellanos por sus autoritarias maneras, temiendo que los traicionara por ser portugués.
Su perseverancia en la búsqueda del estrecho tuvo recompensa, aunque murió antes de conseguir llegar a la Especiería, luchando valientemente contra los isleños de la isla de Mactán (Filipinas).


Magallanes mostró a Carlos I cartas de su amigo y quizás pariente Francisco Serrano, escritas desde las islas Molucas, en las que le daba su posición, afirmando que quedaban tan alejadas por el oriente que superaban el hemisferio portugués del Tratado de Tordesillas. Francisco Serrano había viajado en la expedición de Antonio de Abreu, que zarpó desde Malaca (a la izquierda) en noviembre de 1511 al descubrimiento de las Molucas, pero su navío naufragó (la Sabaia, el mapa muestra dónde) y con el tiempo acabó en Ternate por sus medios. El derrotero de aquel viaje fue escrito por su piloto, Francisco Rodrigues, y todavia se conserva. Fuente: CORTESÃO, Armando. The Suma Oriental of Tomé Pires and The Book of Francisco Rodríguez.


Juan Sebastián de Elcano
Juan Sebastián del Cano, o también de Elcano como vino a llamársele siglos después —hay cierta controversia sobre la cuestión—, era natural de Guetaria, Guipúzcoa. Contaba con "32 años, poco más o menos" cuando dio inicio la expedición.
Mantuvo un perfil discreto en los primeros meses como maestre de la nao Concepción —era por tanto uno de los oficiales al mando de la marinería—. Será más tarde, poco después de zarpar de Brunéi, cuando terminó asumiendo el mando de la nao Victoria hasta la vuelta, con la extrema dificultad añadida de tener que evitar las rutas y costas portuguesas en el Índico y la costa africana, en una singladura que le consagrará como uno de los mejores marinos de todos los tiempos.
En sus inicios, Elcano adquirió gran experiencia marinera en barcos pesqueros y mercantes, llegando a ser armador de una nave. Sin embargo, tuvo que venderla para poder pagar a sus hombres y lo hizo a unos saboyanos, lo cual estaba prohibido entonces por la Corona. Algunos autores suponen que terminó por alistarse con Magallanes para redimir esta falta, aunque sobre ello no hay nada escrito. Lo que sí consta es que, a su vuelta, el ya Emperador Carlos V perdonó expresamente este hecho.
Tras completar la vuelta al mundo, logró fama y honores, además de ser recompensado por el Emperador con una renta vitalicia de 500 ducados de oro anuales, y un escudo de armas con las inscripción Primus Circumdedisti Me, el primero que me circundaste.
Fallecío en el Pacífico en 1526 por intoxicación, causada por la ingesta de un gran pez, posiblemente barracuda, "con dientes como de perro" (Fernández de Oviedo) "y murieron también todos los hombres principales que comían con él, casi en tiempo de 40 días" (Juan de Mazuecos). Por entonces, Elcano estaba al mando de la siguiente expedición al Maluco, conocida como Expedición de Loaysa.
Gonzalo Gómez de Espinosa
Nacido en Espinosa de Los Monteros (Burgos), único lugar del que podían provenir los monteros de cámara que vigilaban la alcoba donde dormía el rey de Castilla. Contaba con 34 años al partir la expedición. Hombre de armas educado en el arte de la guerra, prestaba servicio a Carlos I en Valladolid cuando acudió Magallanes en febrero de 1518 a ofrecer su proyecto. Fue por ello el castellano que antes lo conoció de cuantos viajaron, y le mostró lealtad hasta incluso mucho después de que este muriera. Se ofreció voluntario para ocupar el puesto de alguacil mayor, lo que le fue concecido por el rey.
Durante el viaje, fue elegido capitán general de la expedición meses depués de la muerte de Magallanes. Bajo su mando, las decisiones se tomaron de forma mancomunada con Elcano, Juan Bautista de Punzorol y Martín Méndez. Se consiguió alcanzar la Especiería y se decidió que continuarían dando la vuelta al mundo, hasta que una avería en su nao, la Trinidad, forzó un cambio de planes y que optara por dirigirse con ella a España de nuevo a través del Pacífico, aunque sin éxito.
Consiguió regresar a España en 1527 después de haber permanecido preso de los portugueses en Asia. Fue reconocido e inmediatamente asignado como capitán de la segunda nao en la siguiente expedición al Maluco, aunque esta se terminó anulando. Entonces, se le asignó un puesto en la Casa de Contratación de Indias de Sevilla como visitador de naos. Se casó y tuvo un hijo, que terminó estableciéndose en Guatemala, donde se perpetuó su descendencia.


Mapa siguiendo diariamente el recorrido de la expedición
Ruta seguida y escalas
1- Sevilla - Sanlúcar de Barrameda
Salida el 10 de agosto de 1519 - Llegada en varias fechas según la nave.
Cinco naos, llamadas Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago, van saliendo por separado a lo largo del río Guadalquivir para volver a reunirse en Sanlúcar de Barrameda, donde permanecen hasta el 20 de septiembre terminando de pertrechar las naves. Es posible que este cambio de puerto para terminar con los preparativos obedeciera al miedo reinante a la extensión de un brote de peste, aunque también pudo obedecer a una estrategia de Magallanes por evitar cruzarse con una armada portuguesa, de la que recelaban. Juan de Cartagena se incorporó ya en Sanlúcar llegado "en postas". Magallanes también viajó desde Sevilla hasta Sanlúcar después de que las naos ya hubieran marchado.
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Fragmento de La Torre del Oro, de David Roberts. 1833. Fuente: Museo del Prado.
2- Sanlúcar de Barrameda - Tenerife
Salida el 20 de septiembre de 1519 - Llegada el 26 de septiembre de 1519. Travesía de 6 días.
Zarpan de Sanlúcar 244 hombres, marineros, oficiales, soldados, especialistas de diversos oficios, grumetes, pajes y criados. Alcanzan Santa Cruz de Tenerife en 6 días, pasando después a fondear al Sur de la isla, junto a la Montaña Roja. Al parecer, cargan pez, necesaria para calafatear las naves, leña y algunos víveres. Por deseo de Magallanes, embarcan 4 tripulantes más, mientras que uno de los que venían se queda en Tenerife.
Allí reciben la noticia de que la armada de Portugal había pasado adelante a la India (Martín de Ayamonte), lo que confirma que recelaban de los movimientos de Portugal. Desde aquí la dotación total de la armada será, por nuestras propias cuentas, de 247 hombres. Permanecen en Tenerife entre 3 y 6 días, siendo este un dato en el que encontramos mucha dispersión entre las fuentes.

Vista de Sanlúcar de Barrameda en 1567, por Anton Van den Wyngaerde o, como se le conoció después de trasladarse a España, Antonio de Las Viñas.
3- Tenerife - Bahía de Santa Lucía (entre Río de Janeiro y São Paulo)
Salida el 30 de septiembre de 1519 - Llegada el 13 de diciembre de 1519. Travesía de 75 días.
La expedición avanza sin alejarse de la costa africana hasta Sierra Leona, donde al fin viran hacia Brasil. Magallanes no asumía que compartía el mando con Juan de Cartagena, y se mostró autoritario y receloso, sin darle cuenta de sus decisiones. El noble burgalés se lo recrimina cuando se encontraban frente a las costas de Guinea, momento en el que Magallanes decide apresarlo.

Representación de las cinco naos de la armada de la Especiería de Fernando de Magallanes: la capitana llamada Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago, de menor tamaño y utilizada para exploraciones cerca de costas donde había poco calado.
Francisco Albo empieza a hacer anotaciones en su Derrotero el día 29 de noviembre de 1519, cuando se sabe cerca ya del cabo de San Agustín (Cabo Branco), punta más oriental de Brasil.
Deciden continuar viaje sin tomar tierra hasta doblar el Cabo Frío, en la plácida Bahía de Sepetiba, donde permanecen 14 días. Aunque en todas las crónicas sobre la expedición se menciona esta ubicación como el Rio de Enero, o Janeiro en portugués, si nos atenemos estrictamente al Derrotero cabe la duda más que razonable de que no fuera allí donde se detuvieron, sino en la siguiente bahía, que se encuentra en su misma latitud, llamada de Sepetiba.
Si nos atenemos al Memorial que dejó escrito Magallanes al Rey acerca de la ubicación de las Molucas, en el que proporcionaba diversos datos geográficos de la Tierra para justificar que estas islas se ubicaban dentro de la zona de demarcación española, podemos hallar cuál era la posición del meridiano de demarcación del Tratado de Tordesillas según las cuentas que echaba Magallanes. La elección del puerto de parada en la costa brasileña responde quizá a que Magallanes avanzó hacia el Oeste lo suficiente como para sobrepasar dicho meridiano de demarcación, evitando con ello cualquier tipo de problema en este sentido.
El 20 de diciembre, estando la armada surta en este puerto, se sentencia a muerte al maestre de la Victoria, Antón Salamon, por el delito de sodomía. En este puerto se incorporará a la expedición un "hijito" mestizo del piloto Juan Lopes Carvalho, fruto de una relación mantenida en un viaje anterior hasta aquí.

Fragmento de la Terra Brasillis en el Atlas Miller, elaborado en 1519 por Pedro y Jorge Reinel, Lopo Homem y Antonio de Holanda. En él vemos a los indígenas recogiendo «palo de brasil», el árbol que dio nombre a esta tierra. Fuente: Biblioteca Digital Mundial.

Travesía del Atlántico desde Sevilla y Sanlúcar, con escala en Tenerife, hasta la Bahía de Sepetiba (Brasil). El derrotero de Francisco Albo empieza a proporcionar datos diarios cuando se sabe cerca de la costa del actual Brasil. La ruta trazada hasta entonces es estimada, conforme la Relación de Pigafetta y las crónicas de Antonio de Herrera.
4- Bahía de Santa Lucía - Río de la Plata
Salida el 27 de diciembre de 1519 - Llegada el 11 de enero de 1520. Travesía de 15 días.
Continúan el viaje costeando hacia el Sur, hasta que entran en el Río de la Plata. A este lugar había llegado tan solo 3 años antes Juan Díaz de Solís, con una expedición que también tenía la misión de encontrar un paso al otro lado de América, pero aquí los indios asesinaron, descuartizaron, asaron y devoraron al propio Solís y a otros de sus compañeros, retornando a España el resto. Magallanes alberga la esperanza de haber encontrado el ansiado paso, de modo que exploran concienzudamente el Río de la Plata e incluso el río Uruguay durante un total de 22 días.

"Un día se hallaron en agua tan blanca que por experiencia quisieron ver qué era, y probada hallaron ser agua dulce que causó en todos admiración y algún temor, sin ver tierra, de ver agua dulce." En el Río de la Plata, Relación de Ginés de Mafra. Imagen del Río de la Plata desde la ISS. Fuente: NASA Image Library.
5- Río de la Plata - Puerto de San Julián
Salida el 2 de febrero de 1520 - Llegada el 31 de marzo de 1520. Travesía de 58 días.
A partir del Río de la Plata continúan hacia el Sur y todo es territorio desconocido. Nadie antes había llegado a estas costas. El clima se va volviendo cada vez más frío, y encuentran un lugar, al que llaman Puerto de San Julián, donde Magallanes decide que pasarán el invierno pese a que necesitarán consumir los víveres que portaban. Muchos oficiales se oponen porque, en caso de que el estrecho no exista, no tendrían suficiente autonomía para llega a su destino. Estos oficiales prefieren continuar, o bien buscando el estrecho mientras el clima lo permita, o bien dirigiéndose al Maluco por el cabo de Buena Esperanza. Magallanes, sin embargo, se muestra firme.

¿Y si finalmente no había paso al Pacífico? Según lo capitulado con el rey, el objetivo de la expedición era llegar a la Especiería. Magallanes sabía llegar hasta allí por la parte asiática, aunque antes intentarían localizar un paso a través de América que la Corona llevaba años buscando. En caso de que el paso no existiera, viajarían por el otro lado del mundo, aunque sin detenerse en tierra para no contravenir el Tratado de Tordesillas.
Ante esta situación, los capitanes Gaspar de Quesada, Juan de Cartagena (liberado por aquél) y Luis de Mendoza traman sublevarse contra él. Sin embargo, Magallanes consigue neutralizar el complot y aplica mano dura, ayudado por Gonzalo Gómez de Espinosa, que mata al capitán Luis de Mendoza. El 7 de abril manda cortar la cabeza y descuartizar a Gaspar de Quesada, capitán de la nao Concepción, y condena a ser desterrados su suerte al veedor real, Juan de Cartagena, y a un fraile, Pedro Sánchez Reina.
Al resto de sublevados, o bien no tuvo más remedio que perdonarlos dado que les necesitaba para el gobierno de las naves o, como decía Ginés de Mafra, les quiso ahorcar, pero "esta crueldad no consintió la demás gente de la armada".
Magallanes decide permanecer en Puerto de San Julián durante 147 días, un período muy prolongado, y esto no se entiende por parte de muchos expedicionarios.
Durante este período, además de múltiples encuentros con los indígenas del lugar a los que refirieron como gigantes, se produce otro importante suceso: la nao Santiago, al mando de Juan Serrano, había sido enviada a explorar algo más al Sur mientras los demás permanecían en el Puerto de San Julián. Una fuerte tormenta hace que encalle, perdiéndose la nave, aunque solo fallece un esclavo y son capaces de recuperar buena parte de los enseres y víveres que contenía el buque. Dos hombres harán de forma muy penosa a pie el camino desde Puerto de Santa Cruz, donde esto ocurrió, hasta Puerto de San Julián, para avisar al resto, que acudirán de inmediato en su recate.
6- Puerto de San Julián - Puerto Santa Cruz
Salida el 24 de agosto de 1520 - Llegada el 26 de agosto de 1520. Travesía de 2 días.
Cuando por fin Magallanes decide salir, al parecer encuentran muy malas condiciones meteorológicas y vuelve a parar durante otros 53 días, esta vez en Puerto de Santa Cruz, donde la pesca es mucho más abundante.


Recorrido de la costa atlántica sudamericana en busca del paso al Oeste hacia el Mar del Sur, haciendo invernada en Puerto de San Julián y Puerto Santa Cruz.
En el Puerto de San Julián se produjo el primer encuentro con unos hombres de gran talla, a los que por sus grandes pies llamaron patagones. Narraba el cronista Antonio de Herrera que el menor de ellos era mayor y más alto que el mayor hombre de Castilla. Fragmento del mapa de América de Diego Gutiérrez, de 1562. Fuente: Wikipedia.
7- Puerto Santa Cruz - Estrecho de Magallanes - Isla de los Ladrones (Isla de Guam)
Salida el 18 de octubre de 1520 - Llegada el 6 de marzo de 1521. Travesía de 139 días.
Tan solo tres días después de partir de Puerto Santa Cruz, el 21 de octubre de 1520, descubren el Cabo Vírgenes y se empiezan a adentrar, sin todavía saberlo, en el ansiado paso al otro lado de América.
Esa misma noche, una terrible borrasca de 36 horas aleja a la San Antonio y a la Concepción hacia lo que parecía ser el fondo de una bahía. Parecía que irremediablemente iban a encallar. Sin embargo, allí encuentran un canal angosto y pasan adelante. A continuación, se les abre una nueva bahía, y de nuevo otro canal al frente. Mientras, la Victoria y la Trinidad dejan de verlos y esperan en la boca de la primera bahía. A los tres días, "mientras estábamos en esta incertidumbre sobre su muerte [de las tripulaciones de la Concepción y la San Antonio] los vimos venir hacia nosotros, singlando a toda vela y con los pabellones desplegados, y cuando estuvieron más cerca saludaron con descargas de las bombardas y prorrumpieron en exclamaciones de júbilo. Hicimos nosotros lo mismo, y al saber que habían visto la continuación de la bahía, o mejor dicho, del estrecho, todos juntos dimos gracias a Dios y la Virgen María, y proseguimos la ruta" (Pigafetta).
La exploración del Estrecho resulta muy complicada, y Magallanes envía nuevamente de avanzadilla a la San Antonio y la Concepción. La San Antonio terminará poniendo rumbo de vuelta a España, y al frente de ella el piloto portugués Esteban Gómez. Ellos dirán que, al regresar al punto de encuentro acordado, los demás ya no estaban allí. Pigafetta en cambio contará que desertaron. En el camino es muy probable que descubrieran las Islas Malvinas, que veremos a partir de ahora en los mapas.
A su llegada, declararán haber acudido al rescate de los dos desterrados por Magallanes con anterioridad, aunque sin éxito. Llegarán a España en mayo de 1521, avisando del descubrimiento del Estrecho, y poniendo al corriente al Emperador de los excesos de autoridad de Magallanes. Carlos I dará crédito a los testimonios de los desertores, poniéndolos en libertad y suprimiendo la paga a Beatriz Barbosa, esposa de Magallanes. Pocos años después, en 1524, encargará a Esteban Gómez el mando de una expedición con el fin de buscar otro paso al Pacífico, pero por Norteamérica. En ella Esteban Gómez recorrerá lugares como la isla de Manhattan, la bahía de Boston, y hasta las tierras de Labrador.
Volviendo a nuestra expedición, tras el abandono de la San Antonio y el hundimiento de la Santiago, ya solo quedan 3 naos, que pasarán varios días buscando a la nao desertora, dejándoles señales en la costa conforme tenían convenido por si se habían perdido. La travesía del después llamado Estrecho de Magallanes les llevará nada menos que 38 días, y por fin, el 28 de noviembre de 1520, desembocarán en el Océano que llamaron Pacífico.
"Cada uno se tuvo por dichoso en haberse hallado en cosa que otro antes que él no se había hallado. Salió el armada del Estrecho a la mar del Sur, y dieron muchas gracias a Dios por se lo haber deparado." Ginés de Mafra.
La travesía del Pacífico se inicia buscando ganar latitudes más cálidas, poniendo rumbo noroeste, nordeste y norte. Se acercan mucho a la costa a la altura de la futura ciudad de Concepción (Chile), aunque sin parar continúan viaje por fin al noroeste para atravesar el Océano. No parar a avituallarse aquí fue, a la postre, un gran error.
Por fortuna, la climatología les resulta muy propicia, con vientos constantes a favor y sin ninguna borrasca, lo que les permite avanzar diariamente del orden de 70 leguas —385 km—. Sin embargo, el océano parece no tener fin.

El descubrimiento del Estrecho de Magallanes, en un montaje del autor.

La tortuosa travesía del Estrecho de Magallanes.

Islas de Sansón, en el primer mapamundi elaborado tras la finalización de la expedición, que fue elaborado por Diego Ribero, cosmógrafo de la Casa de Contratación de Sevilla. Estas islas deben tratarse de las Malvinas, por lo que los de la nao San Antonio tuvieron que verlas al regresar a España desde el Estrecho.

La belleza del Estrecho asombró a los nuestros: creo que no hay en el mundo mejor estrecho que este (Pigafetta).

Travesía del Océano Pacífico, desde el Estrecho de Magallanes hasta la Isla de Los Ladrones, hoy Guam.
En mitad del Pacífico tienen bastante mala suerte porque solo encuentran dos islotes pequeños en los que les resulta imposible parar —el atolón de Puka-Puka y la isla de Flint, que llamaron San Pablo, y de los Tiburones respectivamente—.
La ruta seguida por Magallanes no parece del todo lógica si se trataba de llegar a las Molucas, que como él bien sabía, se encuentran a la altura del ecuador. Comentamos más extensamente este asunto en la sección Discusión Sobre la Ruta. De hecho, el camino seguido prueba dos cosas de forma incontestable: que Magallanes sabía que se iba a enfrentar a un inmenso océano —aunque no tan grande como terminó resultando—, y también que prefirió explorar la región al Norte de las Molucas antes que poner rumbo a ellas directamente, algo sobre lo que Elcano después dirá "Magallanes nunca quiso dar aquella derrota [hacia las Molucas] porque este testigo siendo piloto en su nao lo vio."
La travesía se convierte en muy penosa por la extrema carencia de agua y alimentos. Las tripulaciones mueren de enfermedades, en especial por escorbuto ante la falta de alimentos frescos, aunque si nos fijamos en la lista de fallecidos quizá nos sorprendamos al ver que en proporción no fueron tantos los muertos en esta travesía. Las hubo peores después.
Por fin, el 6 de marzo de 1521 encuentran una isla donde esta vez sí pueden desembarcar. Se trata de la hoy conocida como isla de Guam. Nos cuenta así Ginés de Mafra la alegría que fue para todos: "Yendo navegando esta armada, uno que estaba en la gavia que se llama Navarro, dijo a grandes voces: tierra, tierra. Con esta subida palabra todos se alegraron tanto que el que menos señales de alegría mostraba se tenía por más loco."
La isla resulta estar muy poblada, con isleños que acuden en canoas a las naos, y ante el asombro de los expedicionarios, suben a las naves y se llevan todo cuanto pueden. "Los isleños venían a nuestros barcos y robaban tan pronto una cosa como la otra, sin que pudiéramos impedirlo". "Por lo maravillados y sorprendidos que quedaron al vernos, estos ladrones creían, sin duda, ser los únicos habitantes del mundo." (Pigafetta). La llamaron Isla de Los Ladrones, y su hallazgo salvó la vida a mucha gente. Permanecen allí durante 3 días.

El bizcocho que comíamos no era ya pan, sino un polvo mezclado con gusanos, que habían devorado toda la sustancia y tenía un hedor insoportable por estar empapado en orines de rata. El agua que nos veíamos obligados a beber era igualmente pútrida y hedionda. [...] Hasta las ratas, tan repugnantes al hombre, llegaron a ser un manjar tan caro, que se pagaba cada una a medio ducado. Relación de Pigafetta.

Las pequeñas embarcaciones de los nativos de la isla de Guam sorprendieron a los nuestros por su agilidad. Portaban un patín para contrapesarlas, y una vela latina hecha de palma. En 1565 las dibujaban así Jaimes Martínez Fortún y Diego Martín, pilotos en la expedición de Legazpi.
A.G.I.,MP,Filipinas,2, folio 6r.
8- Isla de los Ladrones (Isla de Guam) - Isla de Homonhon, Filipinas
Salida el 9 de marzo de 1521 - Llegada el 16 de marzo de 1521. Travesía de 7 días.
Continúan viaje rumbo oeste y, al cabo de 7 días, divisan la isla de Suluan. Al acercarse a ella, ven otra más grande, la isla de Homonhon, y deciden ir a ella. Encuentran un buen puerto y deciden descansar y reponerse. Los indios les tratan forma amigable, y aunque parte de la tripulación se empieza a recuperar de sus enfermedades, para muchos llega demasiado tarde. Permanecen en la Isla de Homonhon durante 9 días.

Gráfico con las muertes acumuladas en la travesía del Océano Pacífico, desde el cabo Deseado hasta la llegada a Cebú, cuando dejan de producirse muertes por enfermedad. En sombreado se indican los períodos en tierra, en las islas de Guam, Homonhon y Limasawa. En total son 19 muertos. Llama la atención que las muertes empezaron pronto, lo cual indica que llevaban ya tiempo sin aprovisionarse mientras estuvieron dentro del estrecho. La deserción de la nao San Antonio, que iba cargada con la mayoría de provisiones, es evidente que también tuvo mucho que ver en esto.
9- Isla de Homonhon, Filipinas - Isla de Limasawa, Filipinas
Salida el 25 de marzo de 1521 - Llegada el 28 de marzo de 1521. Travesía de 3 días.
Avanzan hasta una nueva isla, llamada Mazava —hoy Limasawa—, "donde la gente es muy buena" (Albo). Conocen al rey local, con el que establecen lazos, y se ofrece a guiarlos hasta Cebú, donde les dice hay otro rey, mucha población y podrán reabastecerse. Magallanes cristianiza aquí a cientos de indios, y ordena levantar una gran cruz en el punto más alto de la isla. Se quedan en Mazava siete días.
Magallanes traía un esclavo malayo entre la tripulación para hacer de intérprete cuando llegaran a la zona de Las Molucas, capturado en los viajes previos de los portugueses. En esta isla, Enrique, que así se llamaba, entiende bastante bien el idioma local, lo cual anima a los expedicionarios porque eso quiere decir que están cerca y, lo más importante, queda confirmada la redondez de la Tierra.
Sin embargo, después de atravesar medio mundo para que llegara este momento, el intérprete aprovechó poco porque con el deseo que él llevaba, y con el buen aparejo que en la tierra y en los naturales de ella halló, se emborrachó con el vino que le dieron (Ginés de Mafra).

Llegada a las que llaman Islas de San Lázaro (Filipinas) desde Guam. Escalas en Homonhon, Mazava (Limasawa), Cebú, y Mactán, donde muere Magallanes.
10- Isla de Limasawa, Filipinas - Cebú, Filipinas
Salida el 4 de abril de 1521 - Llegada el 7 de abril de 1521. Travesía de 3 días.
Al cabo de tres días de navegación, la armada entra en Cebú descargando artillería a modo de saludo. Los isleños reaccionan inicialmente con miedo, aunque pronto les convencen de que se trataba de una señal de amistad, y Magallanes se va ganando la confianza del rey local, con el que intercambia regalos. Termina cristianizando a miles de indígenas.
Sin embargo, el rey de la vecina población de Mactán desafía a los expedicionarios, ante lo cual Magallanes acude con pocos hombres allí, en lo que resulta ser un gran exceso de confianza, porque al desembarcar en la playa de Mactán son sorprendidos por miles de guerreros indios que les estaban esperando. La superioridad numérica hace que los lentos arcabuces sean ineficaces, y los expedicionarios deben retroceder. Magallanes muere valientemente defendiendo la retirada de sus hombres, siendo alcanzado en la frente por una lanza, y cae allí junto con otros 7 compañeros.
El rey de Cebú, se dice que probablemente forzado por otros reyes locales, e instigado también por el esclavo Enrique, que se queda con ellos, traiciona a los expedicionarios al invitarlos a una supuesta comida de desagravio para reforzar lazos tras la muerte de Magallanes antes de su marcha. Todos sospechan que puede tratarse de una emboscada, pero Duarte Barbosa, cuñado de Magallanes, presiona para que asistan por no parecer cobardes. Los peores pronósticos se cumplen, y mientras el rey distrae a los expedicionarios, entran cientos de guerreros en la sala y pasan a cuchillo a todos ellos. El resultado es desolador: mueren asesinados nada menos que 26 hombres.
Los indios sacan a la playa frente a las naves donde permanecían los demás expedicionarios al capitán Juan Rodríguez Serrano, herido y maniatado. Piden rescate por él, y pese a dárselo por dos veces sin que los indios le liberaran, ante la imposibilidad de hacer frente a tal cantidad de guerreros, no tienen más remedio que terminar por largar velas y marchar. Fue una dura y difícil decisión, tomada por el piloto João Lopes Carvalho, que se erige como capitán desde este momento.
Los supervivientes mantendrían siempre la esperanza de que sus compañeros no hubieran muerto. De hecho, algún tiempo después Carlos I pedirá a Hernán Cortés que envíe a Cebú la que terminó siendo la expedición de Álvaro de Saavedra, para buscar a los nuestros y, en el peor de los casos, averiguar qué ocurrió. El rey de Portugal también escribirá a sus capitanes en Malaca y las Molucas para que buscaran a Juan Serrano, a instancias de Carlos I. Pero sobre todo, en el testamento de Juan Sebastián Elcano encontramos que dejó a su amigo el Piloto de Su Alteza Andrés de San Martín, uno de los asistentes a este convite, un almanaque, un libro de astrología y paños "si le toparen". Algo realmente conmovedor.
En Cebú han estado 24 días.

Magallanes regaló a la reina de Cebú una pequeña talla de madera de un Niño Jesús. Cuando los españoles regresaron allí en 1565, la encontraron, supieron que era de la expedición de Magallanes, y con gran devoción la procesionaron. Desde entonces, se celebra en Cebú la fiesta del Santo Niño, o Sinulog, que actualmente congrega a millones de personas cada año.

Magallanes perdió la vida en Mactán, donde se empeñó en acudir para someter a Lapu-Lapu, el líder local. Incluso rehusó la ayuda del rey de Cebú. Ginés de Mafra contaría después que Magallanes perdió mucha autoridad, porque un hombre que llevaba sobre sí un negocio de tanta importancia no tenía necesidad de probar sus fuerzas [...] porque de la victoria se sacaba poco fruto. Imagen del diorama del Ayala Museum, Makati, Filipinas.

Firma del capitán Juan Rodríguez Serrano, que quedó vivo en Cebú tras el convite del rey Humabón, que resultó ser una traición. Carlos I realizó posteriormente varios pagos a su esposa, y pidió a Hernán Cortés y al rey de Portugal que acudieran en su rescate.
11- Cebú, Filipinas - Isla de Bohol - Panglao - Mindanao - Isla de Kagayan - Isla de Palawan - Brunéi.
Salida el 1 de mayo de 1521 - Llegada el 9 de julio de 1521.
Un día después de estos sucesos se dirigen al sur y dan con la isla de Bohol. La tripulación se ha visto reducida drásticamente, hasta los 116 o 117 hombres, los cuales son insuficientes para gobernar las tres naves que les restan, de modo que deciden quemar la Concepción. Desde aquí ya solo quedan la Trinidad y la Victoria.
El nuevo capitán Lopes Carvalho demuestra no saber qué hacer. No sabemos con qué criterio se aparta del camino al sur que les llevaría hacia el ecuador, donde, recordemos, sabían que estaban ubicadas las Molucas. Recorren de isla en isla la zona del mar de Joló, al parecer perdidos y sin tener claro hacia dónde poner rumbo. No se fían de los indios que encuentran, y la situación de escasez empieza a ser muy preocupante otra vez. Terminan por encontrar la isla de Palawan donde se pueden surtir al fin de abundantes provisiones. Allí tienen noticias de la riqueza de la cercana Brunéi, en la isla de Borneo, donde acuden.
Brunéi efectivamente resulta contar con una gran población, y con un grado de civilización muy superior al de los lugares que han visitado hasta entonces. Al principio son bien tratados allí, pero el rajá Siripada retiene a Elcano, a Espinosa, y a otros hombres que habían acudido a verle como embajadores. Los de las naos, al cabo de quince días temiendo por la suerte de sus compañeros, atacan una flota que arriba al puerto. Elcano y Espinosa son liberados, pero el rajá todavía retiene a los demás. Espinosa mata a un capitán local y envía su cabeza como amenaza al rajá para que les devuelva al resto. Al cabo de dos días de espera, terminan zarpando, quedando allí dos hombres, y el "hijito" de Carvalho que habían recogido en Brasil, que su padre había enviado a tierra con el propósito de vender ciertas mercancías.
Permanecieron en Brunéi 20 días.

Ruta caótica de la expedición hasta Brunéi, en la isla de Borneo.

Escudo de armas concedido a Gonzalo Gómez de Espinosa tras su regreso. Llama la atención esa cabeza cortada, señal del capitán general que bos matastes en la mar, según el texto que lo acompaña. A.G.I.,Patronato,87,N.1,R.3 folio 78r.
12- Brunéi - Isla de Joló - Isla de Kagayan - Islas Célebes septentrionales - Tidore, Islas Molucas.
Salida el 29 de julio de 1521 - Llegada el 8 de noviembre de 1521.
Lo sucedido en Brunéi no gusta a nadie, y Lopes Carvalho recibe nuevamente duras críticas. Además, continúa el recorrido caótico de la expedición, hasta que poco después de salir de Brunéi una de las naves encalla. Localizan un puerto apropiado en una isla de difícil identificación entre Borneo y Palawan, y se produce una nueva demora para repararlas, de unos 37 días. En estas fechas hay un acuerdo por el que cesan a Lopes Carvalho de la capitanía general, que es asumida por Gonzalo Gómez de Espinosa, quien desde la salida de Cebú ya había desempeñado la función de capitán de la nao Victoria. Por su parte, Juan Sebastián Elcano es nombrado aquí capitán de la nao Victoria. Además, hay que mencionar el destacado papel que asumen el escribano Martín Méndez y el maestre genovés Juan Bautista de Punzorol.
Bajo esta nueva organización, el plan es claro: buscarán sin demora las Molucas, y volverán a España cargados de especias. Libran un combate con una nave que se dirigía a Brunéi, y piden comida por rescate. Más adelante, el 28 de octubre llegarán nuevamente a Mindanao y tomarán a dos pilotos para que les guiaran. En sólo 10 días, estaban ya viendo los picos volcánicos de aquellas islas, las islas de la Especiería.

Fragmento del documento por el que sabemos que Elcano y Espinosa tomaron el mando el 17 de septiembre de 1521. Se trata de las cuentas de la Casa de Contratación para calcular sus sueldos debidos. En el caso de Elcano dice así:
El capitán Juan Sebastián del Cano, que fue por maestre en la nao Concebición y fue mudado della con mandado del capitán, vino en la nao Vitoria por capitán. Sirvió de maestre desde que partió de Sevilla, que fue a diez de agosto de 1519 hasta el lunes 16 de setiembre de 521 [...] y sirvió de capitán en la nao Vitoria 11 meses y 22 días. A.G.I.,Contaduría,425,N.1,R.1, folio 1r.

Las Islas Molucas, el Moluco o las Islas de la Especiería, objetivo de la expedición y donde llegaron la Trinidad y la Victoria en noviembre de 1521. Su belleza asombra a los expedicionarios. Espinosa contará así al rey: "Señor, no tenga vuestra Sacra Majestad en poco las islas del Maluco, y las de Banda y Timor, porque señor, son tres vergeles, los mejores que hay en el mundo."

Derrota seguida por las Filipinas hasta Borneo y después hasta las Islas Molucas.
A su llegada a Tidore los españoles son muy bien recibidos por el rey local, un tal Almansur al que evidentemente enseguida llaman Almazor. Es musulmán, porque los árabes habían llegado mucho antes allí para comerciar con las especias. Los portugueses, de los que por cierto no estaban teniendo noticias, no debían haberlo tratado muy bien, porque el rey les pide de todas las formas posibles que se queden para protegerle de éstos. No solo ofrece vasallaje al Emperador Carlos I, sino que incluso propone que Tidore pase a llamarse Castilla.
Estando en Tidore llega un portugués que se comporta de forma amistosa, Pedro Alfonso de Lorosa. Les informa de que Francisco Serrano, aquel amigo de Magallanes que le había enviado cartas revelando dónde se encontraban estas islas, ya había fallecido, pero también de que Diego Lópes Sequeira dirigía hacia allí una armada de seis navíos para darles caza. Portugal hacía 10 años que había localizado las Molucas, y aunque no había podido aún tomar posesión de ellas, sí que había establecido un almacén en la isla vecina de Ternate. Los españoles se dan cuenta de que debían apremiar su salida para evitar problemas, así que el 25 de noviembre empiezan a cargar las naves de clavo, y el 8 de diciembre parten rumbo Sur, con cientos de canoas rodeándoles en la despedida.
Sin embargo, justo al zarpar, la Trinidad advierte un problema. Le cuesta avanzar. Ambas naves maniobran y dan la vuelta, y ya fondeadas se descubre que la Trinidad hacía aguas de forma muy peligrosa. El rey Almasur dispuso buzos para localizar la avería. Por fin descubren que el problema es más grave que una simple vía de agua, puesto que encuentran la quilla partida y un agujero en el casco. Ello obligaba a descargar la nave, vararla en seco, y pese a que el rey trae carpinteros para ayudar, la reparación de la Trinidad iba a precisar meses.
Así las cosas, por decisión conjunta entre todos, y ante el riesgo de que esa armada portuguesa llegara en cualquier momento —contra la que no tendrían ninguna opción de luchar por su inferioridad numérica—, disponen que la Victoria zarpe ya para volver a España rumbo Oeste, mientras que la Trinidad, una vez quedara reparada, volvería cruzando el Pacífico hasta el Darién, en el actual Panamá, único lugar de la costa pacífica americana en posesión española por entonces, y cerca de donde Balboa lo descubrió.
Se trata de un momento crucial porque demuestra que nuestros hombres eligen volver por el camino más peligroso, por el hecho de intentar dar la primera vuelta al mundo. La ilusión por conseguir esta hazaña fue clave en la elección del camino de vuelta, un camino que no les iba a permitir tocar tierra hasta España.
Elcano tomó en primera persona la decisión de dirigirse al Sur para evitar los monzones contrarios reinantes, y jugarse la carta, muy arriesgada, de que en esa dirección terminara desapareciendo el efecto del monzón y encontrando vientos que le dirigieran al cabo de Buena Esperanza, pese a la postura en contra de sus oficiales, el piloto Francisco Albo y el maestre Miguel de Rodas, que por el mal estado de la nao no querían arriesgarse a no hacer escalas intermedias, y preferían dirigirse a las Maldivas —lo cual les habría obligado a esperar a que el ciclo del monzón alternara al de verano—.
Por precaución se redujo la carga de clavo de la Victoria de unos 700 a unos 600 quintales —unas 27 toneladas— y, por fin, el 21 de diciembre de 1521, zarparon con 47 tripulantes y trece indígenas, con velas nuevas, en las que se lucía una gran Cruz de Santiago y la inscripción Esta es la Figura de Nuestra Buenaventura. La emocionante despedida entre ambas tripulaciones nos la cuenta Pigafetta, "los nuestros nos acompañaron en su chalupa tan lejos como pudieron, y nos separamos, al fin, llorando".
Recibo del despensero Juan de Campos con las mercancías que quedaron a su cargo en el almacén de Tidore, y último folio del conocido como Libro de las Paces del Maluco, firmado por Martín Méndez, fuente clave para comprender los hechos sucedidos desde que quedaron al mando Espinosa y Elcano.

Aunque inicialmente ambas naos trataron de zarpar juntas desde Tidore, la avería que se descubrió en la Trinidad hizo replantearse la situación. Los de la Trinidad decidieron entonces que regresarían por el Pacífico, pero buscando una escala intermedia donde podrían recibir ayuda en el Darién (Panamá), la única costa americana del Pacífico por entonces conocida. Un planisferio de los Reinel como este les indujo a subestimar la distancia a recorrer hasta allí (ver Matemáticas de Magallanes). Imagen del mapamundi Kunstmann IV, Biblioteca Nacional de Francia.

La artesanía y manualidades con clavo todavía son típicas en Indonesia. En la nao Victoria llegó una palma hecha de clavo e hilo como regalo para doña Beatriz Barbosa, viuda de Magallanes. Se la enviaba Jorge Morisco, quien al embarcar había quedado registrado como "esclavo" del capitán general, y ahora iba a quedarse en la nao Trinidad. El regalo lo entregó Elcano en Sevilla, pero por entonces Beatriz Barbosa y Jorge Morisco ya habían fallecido

El trágico destino de la nao Trinidad
Debemos abrir aquí un paréntesis para comentar lo acaecido a la tripulación que quedó en Tidore al cargo de la Trinidad. A comienzos de abril estaba por fin reparada, y se cargó esta vez con unos mil quintales de clavo —200 menos que antes—. El 6 de abril zarpó con unos 54 hombres, dejando allí a cuatro españoles al cargo de un almacén, con varias piezas de artillería para que pudieran defenderse de un hipotético ataque portugués del que, recordemos, había avisado Pedro Alfonso de Lorosa, quien por cierto se unió a los de la Trinidad.
Demostrando una gran intuición marinera, Espinosa y Juan Bautista de Punzorol condujeron la nao por el Pacífico hasta el paralelo 42º Norte, en la ruta de vientos habitualmente favorables que descubriría más tarde Urdaneta, pero una enorme tormenta de doce días de duración dejó la nave destrozada y casi ingobernable. Dieron la vuelta y tras descubrir las 14 islas Marianas, y fallecer en el mar 31 hombres por falta de alimentos, los portugueses les apresaron cerca ya de Ternate, con tan solo 17 supervivientes a estas alturas. Dirigieron la nao hasta Ternate, donde se hundió al proceder a descargarla.
Los supervivientes fueron hechos prisioneros, y tratados con dureza, obligándoles a realizar trabajos forzados, que continuaron en Banda, Malaca y Cochín. Fallecieron casi todos. Uno de ellos consiguió volver a España por sus medios a bordo de una nao portuguesa: el marinero Juan Rodríguez "El Sordo", quien no sabemos si era realmente sordo, pero sí nos podemos hacer una idea de su gran astucia para conseguir volver. Otros cuatro fueron llevados todavía presos a Portugal: el propio Espinosa, Ginés de Mafra, el piloto genovés León Pancaldo y el lombardero Hans Vargue, que murió allí. El Emperador consiguió la libertad estos tres supervivientes, que regresarían a España a principios de 1527.
Analizamos en profundidad lo ocurrido en la Trinidad y la ruta seguida en la sección Intento de Tornaviaje de la Trinidad, donde incluso podremos observar hasta qué punto tuvieron mala suerte, pues superponemos su derrota con la del primer tornaviaje que pudo completarse, el de Andrés de Urdaneta.
La separación de las tripulaciones de las naos Victoria y Trinidad en Tidore, forzada por que al menos la primera evitara ser capturada allí por los portugueses, y el hecho de que la nao averiada optara por seguir otra ruta de vuelta diferente y a priori considerada más conservadora, pone de relieve el deseo de Elcano y de su tripulación de transformar la expedición de la Especiería en la expedición de la primera vuelta al mundo.

Firma del capitán general de la armada, y también de la nao Trinidad, el burgalés Gonzalo Gómez de Espinosa.

La isla de Maug, en el archipiélago de las Marianas, a la que arribó la Trinidad después de la tormenta que causó estragos en la nao, y con la mayoría de la tripulación enferma. Aquí huyó el grumete Gonzalo de Vigo, a quien encontrarán cinco años después los de la expedición de Loaysa, viviendo integrado con los indígenas conforme contamos en Vidas Épicas.

Los supervivientes del intento de tornaviaje de la Trinidad y los que habían quedado en el almacén de Tidore fueron apresados por los portugueses y trasladados sucesivamente a Banda, Malaca y Cochín, excepto dos que dejó con él en Ternate Antonio de Brito, el capitán portugués que capturó a la Trinidad. De todos ellos, tan solo cuatro hombres terminaron regresando a España.
13- Tidore, Islas Molucas - Isla de Timor
Salida el 21 de diciembre de 1521 - Llegada el 25 de enero de 1522.
Volvemos con la nao Victoria, que termina de zarpar de Tidore. Durante varios días recorren diversas islas del archipiélago de las Molucas, en las que recogen muestras de las especias que en cada una se dan para llevarlas al Emperador, sin dilatar tiempo en ello y ganando Sur. Hay tantas islas en esta zona que durante las noches se quedan al pairo para evitar embarrancar. Sufren una fuerte tempestad. Llegan a la isla de Mallúa —hoy Pulau Wetar— con la ayuda de pilotos moluqueños, donde necesitan realizar reparaciones a la Victoria y permanecen durante quince días.
Esta isla se encuentra ya muy cerca de Timor, donde llegan el 25 de enero. Allí dos de los tripulantes huyen a nado, Martín de Ayamonte y Bartolomé de Saldaña, quienes no mucho después serán recogidos por un junco portugués que acudió desde Malaca para comprar sándalo. Les trasladaron a Malaca, donde les fue tomado testimonio el 1 de junio de 1522.
Los de la nao Victoria, después de 11 días, parten hacia el gran océano.

En la nao Victoria embarcaron 13 indígenas que querían conocer al Emperador y estos reynos (Herrera).
Al menos tres de ellos sobrevivieron al viaje, llamados Juan de Pegu, al que se le pagaron 15.000 maravedís, Francisco, que murió en Sevilla y la Casa de Contratación pagó su entierro, y Manuel.
En este documento vemos los nombres de otros cinco, y del clavo de su propiedad que embarcaron a bordo. Se llamaban Tuan Ponçon, Tuan Bodiman, Peze Culao, Cape, y Alí, todos ellos referidos como moros tomados de buena guerra en el junco .
A.G.I., Contaduría, 425, N.1, R.1, folio 95r.

Travesía difícil de la nao Victoria, ya en solitario, desde las Molucas hasta Timor.
14- Isla de Timor - Islas de Cabo Verde
Salida el 7 de febrero de 1522 - Llegada el 10 de julio de 1522. Travesía de 153 días.
Elcano demuestra una audacia extraordinaria por cómo se plantean la vuelta. El objetivo fundamental al salir de Timor es llegar a España navegando hacia el Oeste, evitando las rutas portuguesas para evitar ser detectados y apresados. Por ello, no harán escalas y viajarán alejados de la costa. Si lo consiguen, serán los primeros en completar la vuelta al mundo.
Sabe que es una misión casi suicida, en la que se va a enfrentar a un océano desconocido hasta entonces en las latitudes Sur que se propone recorrer —el océano Índico y, de hecho, estará a punto de descubrir Australia—, tendrá que doblar el temido Cabo de Buena Esperanza, con fama de ser uno de los que las corrientes y los vientos son siempre imposibles para la navegación, y después deberá remontar el Atlántico, alejado siempre de la costa. Pero la ilusión no sólo por volver, sino por saberse los primeros en dar la vuelta al mundo y por entrar así en la Historia llevará a estos hombres a alcanzar su objetivo, aunque no sin imprevistos y, por supuesto, sin un sufrimiento extremo y el acecho de una muerte casi segura.

La nao Victoria fue representada así en el mapa de Abraham Ortelius Mares Pacifici, de 1589. Son mis velas alas; mi precio, la gloria; mi lucha, el mar.

La difícil singladura del Océano Índico, en latitudes cercanas a los 40º para evitar las rutas portuguesas y con condiciones climatológicas muy adversas. Estuvieron a muy pocos días de travesía de descubrir Australia.

La ruta portuguesa conocida como Carreida da India, y las plazas portuguesas en el Índico en el año 1522. Territorio enemigo para Elcano, que le obligó a navegar por primera vez el Índico Sur para evitar ser apresado.
El océano Índico les recibe inicialmente con vientos flojos, propios de las latitudes ecuatoriales en que se encuentran. Derrotan hacia el Suroeste, buscando desde el primer momento ese Sur que les aleja de la posibilidad de encontrarse con expediciones portuguesas, y no pasan lejos de Australia. Estuvieron cerca de descubrirla.
Conforme van ganando Sur, el mar se va volviendo cada vez más hostil. Los vientos y las corrientes no les van a ser favorables casi en ningún momento en el Índico. Al cabo de mes y medio de travesía divisan a lo lejos una isla, a la que acuden, la rodean, pero no encuentran fondo en ella y tienen que continuar viaje sin detenerse. Se trata de la que después se llamó Isla de Ámsterdam, muy inhóspita y que aún hoy está deshabitada.
Les cuesta mucho seguir avanzando. Llegan a bajar al paralelo 40, donde les esperan grandes vientos y corrientes contrarios que les obligan a amainar durante días y les devuelven hacia el Este.

La isla de Ámsterdam se encuentra en mitad del Índico Sur. Sus acantilados hicieron imposible que pudieran detenerse en ella pese a intentarlo durante dos días. La llamaron isla de Los Romeros, según figura en el planisferio de 1529 de Diego Ribero. Imagen: Hervé Mirabail.

Es la temible franja conocida como los Cuarenta Rugientes, que después fue muy usada por los ingleses para hacer el viaje a Australia en sentido Este, pero nuestros navegantes la recorrieron al contrario. Llegaron a pasar 8 días amainados en dos episodios diferentes de fuertes borrascas, con gran frío y mala mar. Tras la última, Elcano decidió abandonar este paralelo y pasar al 36. Muchos otros días, el viento les obligaba a ceñir contra él, navegando en zig-zag.
Creían avanzar más de lo que lo hacían. Así, el 4 de mayo creen que han sobrepasado ya el Cabo de Buena Esperanza, muy al Sur de él tal como pretendían, y por ello ponen rumbo al Noroeste, convencidos de estar en el Atlántico. Sin embargo, con gran decepción dan con la costa 3 días después. Concluyen enseguida estar a la altura del río Infante -el Gran Río Fish en la actualidad, en la costa de Sudáfrica- y en ello es evidente que portan cartas portuguesas puesto que los españoles nunca antes habían navegado por estas costas.
Pese a que la mayoría de ellos están ya enfermos, su idea de alejarse de la costa es firme, y enseguida deciden continuar sin haber tomado tierra: "Tomamos la vuelta de la mar por estar en [ello] nuestra libertad", dice Albo. Sin embargo, empiezan a sufrir las tempestades propias del temido Cabo de Buena Esperanza, y continúa: "En esta costa hay muchas corrientes que el hombre no les halla abrigo ninguno, sino lo que la altura le da". El viento es tan fuerte que parten el mástil y verga del trinquete.
La mar es infernal y piensan que no van a logran doblar el Cabo. Se plantean incluso arrojar la carga de clavo, pero deciden no hacerlo. Buscan la gloria, y no quieren volver sin su preciado cargamento. Es el todo o nada. Nos cuenta Pigafetta: "Hallándose la mayor parte de la tripulación inclinada más al honor que a la vida misma, determinamos hacer cuantos esfuerzos nos fuera posible para regresar a España."
Estiman que pasan a solo 8 leguas del cabo -44 km- aunque no pueden verlo, y por fin el 19 de mayo cambian rumbo al Noroeste, ya por fin, esta vez sí, en el Atlántico.

La navegación del Índico Sur que realizó Elcano, en unas latitudes nunca antes navegadas, con muy mala mar, y con largos episodios de fuertes temporales constituye una proeza por sí sola. Fue de tal dureza que tan solo duró dos semanas menos que la travesía del Pacífico, que se había hecho con una climatología especialmente benigna. Las primeras muertes se produjeron ya cerca de Sudáfrica.
Escultura de Javier Romero para la exposición El Viaje Más Largo, en el Archivo General de Indias de Seviila, con motivo del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo.

Frente al cabo de Buena Esperanza encuentran un temporal tan duro que pasan varios días al través, y parten el palo y verga del trinquete. Detalle del planisferio Kunstmann IV.

Tras doblar el Cabo de Buena Esperanza continúan sin intención de detenerse, a toda velocidad, pero el goteo de muertes por enfermedad se convierte en insostenible. A la altura de Guinea, ya con calmas, buscan la costa. Sin embargo, tienen muy mala suerte porque no son capaces de encontrar dónde fondear ya que solo hallan bajíos y manglares en los que les resulta imposible. Someten a votación acudir a las Islas de Cabo Verde, portuguesas, para pedir auxilio bajo engaño.
El Océano Atlántico les trae vientos muy propicios. Consiguen reponer el palo del trinquete y avanzan a gran velocidad empujados por la corriente de Benguela. De hecho, si las lecturas del sol son correctas, entre el 25 y el 26 de mayo recorren la friolera de 300 millas náuticas —unos 560 km—, siendo el día de mayor distancia recorrida en toda su vuelta al mundo.
Sin embargo, la extrema dureza de la singladura y la escasez de alimentos —solo cuentan ya por comida con arroz hervido en agua de mar— empieza a causar fatales consecuencias en la tripulación. Hasta el 12 de mayo no se registra ninguna muerte, pero desde este día su goteo es incesante. Se producen muertes los días 12, 13, 17, 18, 20 de mayo, 1 de junio, 7, 8, 9... a este ritmo morirán todos pronto.
Elcano se ve obligado a tomar una decisión contraria a su intenciones: acercarse a la costa para avituallarse. Están cerca de Guinea. Pero tienen muy mala suerte, porque no hallarán más que manglares, bosques de árboles resistentes al agua salada que crecen en los bajíos de las desembocaduras de los grandes ríos de esta zona, lo cual les impide acercarse a tierra firme. Persisten en ello, dedicando desde el 14 de junio al 1 de julio a recorrer estas costas africanas en busca de un lugar donde detenerse, sin éxito. Y las muertes siguen.

Arroz hervido con agua de mar: única dieta a bordo durante el regreso de la nao Victoria.

Al acercarse a la costa africana toparon con una zona de manglares impenetrables en la que fue imposible hallar comida.

Gráfico con las muertes acumuladas en el viaje de Elcano desde las Islas Molucas hasta Sevilla. Podemos ver la larga duración de la travesía desde la salida de Timor (7 meses) en los cuales solo se detienen tres días en Cabo Verde para tomar provisiones. La sucesión de muertes se inicia bruscamente tras casi cinco meses iniciales en que tuvieron qué comer, lo que indica que se avituallaron muy bien antes de salir. Desde que se inician las muertes su ritmo es muy alto, es decir, carecen de sustento, y deciden por votación acudir a Cabo Verde pese al peligro que suponía.

Relación de fallecidos durante el viaje, en la que se registraba el nombre, fecha, y causa de la muerte de cada tripulante. El grumete Andrés Blanco falleció en Cabo Verde por enfermedad, muy cerca ya de sus islas Canarias, de las que procedía. El último fallecido a bordo fue el marinero francés Esteban Bretón. A.G.I.,Patronato,34,R.11.
Ante tal situación, el 1 de julio Elcano somete a votación entre los supervivientes qué hacer, si continuar viaje a España sabiendo que quizá mueran en el intento, o recalar en las Islas de Cabo Verde, de las que están muy cerca, pero donde se encuentran los portugueses a los que tanto temen. Deciden ir allí, pero tratando de engañarles, diciéndoles que vuelven de América y la avería del trinquete les ha forzado a pedirles ayuda.
El 9 de julio llegan a las islas de Cabo Verde. La Victoria fondea, y parte de la tripulación acude a la costa a bordo de su bajel para traer provisiones. Los portugueses atienden de buena fe a los expedicionarios y les proveen de alimentos y agua. "Nos dieron mantenimientos cuantos quisimos" escribe Albo.
Aquí escriben sobre su extrañeza al ver que los portugueses dicen que están a 10 de julio, mientras que según su cuenta es día 9. Más tarde averiguarían que al haber dado la vuelta al mundo hacia poniente habían perdido un día. Al respecto, Pigafetta nos deja una bonita cita: "Después supimos que no existía error en nuestro cálculo, porque navegando siempre hacia el oeste, siguiendo el curso del sol y habiendo regresado al mismo punto, debíamos ganar veinticuatro horas sobre los que permanecían en el mismo sitio; y basta reflexionar para convencerse de ello."
Pero los expedicionarios no van a encontrar aquí descanso. Los portugueses enseguida les van a descubrir.

RIbeira Grande, ciudad antes conocida como Cidade Velha, en la isla de Santiago de Cabo Verde. Aquí los portugueses prestaron ayuda a los de la nao Victoria, pero terminaron apresando a 13 hombres cuando supieron que traían especias.

Firma de Martín Méndez, oficial al mando del grupo que quedó preso en Cabo Verde. Ejercía de escribano y tesorero.
A los tres días de permanecer en Cabo Verde, el bajel que se había acercado nuevamente al puerto no volvía. Las autoridades de la isla habían descubierto la verdad y estaban reteniendo a los 13 hombres que en él iban —poco después el Emperador Carlos V conseguiría su rescate—. Los españoles habían pretendido comprar algunos esclavos para aliviarles en la labor de achicar agua con las bombas, algo que desde hacía días les estaba extenuando debido al mal estado del casco de la Victoria y que no podían reparar. Y para realizar el pago cometieron el error de usar clavo. Los portugueses enseguida les descubrieron.
En la Victoria aguardaron toda la noche la vuelta de sus compañeros navegando cerca de la isla, y temiéndose lo que estaba ocurriendo. Por la mañana del día siguiente se acercaron al puerto, donde acudió una embarcación portuguesa que les avisó de que sus compañeros habían sido detenidos, y que las autoridades les pedían entregar la nave. Elcano larga velas inmediatamente, emprendiendo así la huída. Son muy pocos para gobernar la nao, pero tendrán que arreglárselas. Y decide despistar a los portugueses. Toma rumbo Sur.

Carta que escribió el rey Juan III de Portugal a su embajador en Castilla, Luis da Silveira, con la respuesta a dar a Carlos V tras su petición de libertad para los presos en Cabo Verde. Le pide que cuente que ha dado orden de liberarlos, pero que algunos han huido en las isla. Simón de Burgos, Roldán de Argote y Ocacio Alonso efectivamente fueron liberados al cabo de 5 meses y 22 días, mientras que la mayoría habían permanecido presos solo 37 días. Se conserva el Arquivo Nacional da Torre do Tombo (Lisboa).
15- Islas de Cabo Verde - Sanlúcar de Barrameda
Salida el 13 de julio de 1522 - Llegada el 6 de septiembre de 1522. Travesía de 55 días.
Navegando a vela, el camino a España desde Cabo Verde no pasa por las Islas Canarias, como habría sido lo más interesante para la Victoria. En esa franja se encuentran alisios constantes en dirección Suroeste, de modo que es un camino cerrado para un velero. El camino de vuelta se conoce como volta do mar, volta do mar largo, volta do largo o volta da mina y fue descubierto en el siglo XV por los portugueses en sus viajes de exploración de la costa africana. Consiste en cruzar la banda de alisios en dirección Noroeste hasta las Azores, o más adelante en función de cómo afecte el anticiclón que siempre encontraremos por allí, para después virar al Este camino de Portugal. Elcano sigue fielmente esta ruta.
Tendrá que atravesar el archipiélago de las Islas Azores, que no suponían peligro pese a también ser portuguesas, puesto que era la ruta normal para la vuelta desde América para los barcos españoles. El viento le ayuda y lo hace a gran velocidad, sin cruzarse con ningún barco.
Pero están ya en agosto y el anticiclón de las Azores les deja sin viento a los pocos días. Pasan una semana sin apenas avanzar. Están ya cerca de la gloria, pero la desesperación y el agotamiento por las bombas de achique, que deben hacer funcionar noche y día, les están dejando exhaustos.
Al fin se levanta el viento y navegan hacia el Cabo de San Vicente. Todavía pasan 14 días, pero al fin, el 4 de septiembre, divisan el cabo, y dos días después, el 6 de septiembre de 1522, entran al puerto de Sanlúcar de Barrameda.
Los sanluqueños ven llegar una nave escorada, parcialmente desarbolada, y de la que asoman 18 escuálidos hombres "flacos como jamás hombres estuvieron" (Elcano) que les dicen ser los supervivientes de la armada de Magallanes, y que vuelven de haber dado la vuelta al mundo cargados de especias. Les acompañaban al menos tres indios de las Islas Molucas, de los 13 que habían embarcado en Tidore nueve meses atrás.
La ciudad se presta a atenderlos. Con varias embarcaciones les ayudan a entrar al Guadalquivir y, aunque es de suponer que allí no les faltó de nada, nos consta incluso cuál fue la comida que se ocupó de pagar la Casa de Contratación en este primer momento: 12 arrobas de vino, 75 hogazas de pan y roscas, un cuarto de vaca y melones.

Rodeo enorme desde Cabo Verde hasta Sanlúcar de Barrameda, siguiendo la ruta conocida como "volta do mar" que evita los alisios en contra.

Configuración de vientos habitual durante el verano en el Atlántico Norte, caracterizada por la presencia de fuertes alisios desde Europa hacia las Antillas, y de un anticiclón sobre las islas Azores. Elcano era conocedor de ello, y siguió la ruta óptima para volver desde Cabo Verde con una navío a vela. Fuente: earth.nullschool.net

Sanlúcar de Barrameda
16- Sanlúcar de Barrameda - Sevilla
Salida el 6 de septiembre de 1522 - Llegada el 8 de septiembre de 1522. Travesía de 2 días.
Ya han dado la vuelta al mundo pero, orgullosos de su gesta, quieren continuar hasta Sevilla, de donde partieron tres años y veintiocho días atrás. Todavía en Sanlúcar, Elcano escribe orgulloso una carta a Carlos V para dar aviso de su regreso, en la que describe brevemente lo sucedido, y resalta de entre todos sus logros el que considera más importante: haber dado la vuelta al mundo.
Entran al puerto de Sevilla fundiendo en salvas la pólvora que les quedaba. Nuestros héroes tienen presente una promesa hecha a la Virgen durante una tempestad que casi termina con ellos cuando viajaban a Timor, y piden cirios. Así, desembarcan uno a uno en procesión, descalzos y con cirios en la mano, hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en Triana, para dar gracias a la Virgen. Traen un preciado cargamento de 27 toneladas de clavo, una increíble fortuna para la época.
El Emperador demostró quedar fascinado con esta noticia, contestando a Elcano de inmediato por carta, para darle "infinitas gracias" y solicitarle que acudiera personalmente a verle "...y porque yo me quiero informar de vos muy particularmente del viaje que habéis hecho y de lo en él sucedido, os mando que luego que ésta veáis, tomeis dos personas de las que han venido con vos, las más cuerdas y de mejor razón, y os partáis y vengáis con ellos donde yo estuviere" ordenando a los oficiales de la Casa de Contratación de Sevilla que se ocuparan de todo. Elcano eligió como acompañantes al piloto Francisco Albo, y al barbero -o médico- Hernando de Bustamante, además de a los indios moluqueños "que deseaban ver al Emperador y estos reinos" (Herrera) .
No cabe mayor heroicidad, capacidad de sacrificio y audacia. Con su regreso, estos 18 hombres no solo entraron al puerto de Sevilla, sino que lo hicieron para siempre en la Historia de humanidad.

Mas sabera tu alta magestad, lo que en mas avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el oçidente e venyendo por el oriente. En la carta que Elcano escribió al Emperador desde Sanlúcar de Barrameda destacó así el que consideraba su mayor logro, haber dado la vuelta al mundo.

Talla original de la Virgen de Victoria, a la que acudieron a rezar los supervivientes en procesión al desembarcar. Antes de zarpar, al menos Magallanes también la había visitado. La encontramos en la Iglesia de Santa Ana, del barrio de Triana, Sevilla. La iglesia en la que se ubicaba durante el s. XVI no ha perdurado.
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